Los diputados cubanos aprobaron al nuevo gabinete que acompañará al presidente Miguel Díaz-Canel y en el cual ratificaron a la mayoría de los ministros que trabajaron con su predecesor Raúl Castro, aunque entre ellos no estuvo quien fuera el zar de las reformas económicas, Marino Murillo.
En paralelo, los parlamentarios del parlamento unicameral Asamblea del Poder Popular recibieron un anteproyecto de la Constitución que se espera renovar.
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La Carta Magna irá en los meses próximos a consulta popular y entre sus novedades se reflejan el derecho a la propiedad privada y hasta se abren las puertas al matrimonio homosexual, pero permanecerá con un partido único y la elección será indirecta.
“Estamos ante una reforma total en el marco de los principios que establece el socialismo”, dijo Homero Acosta, el secretario del Consejo de Estado a cargo de mostrar ante los diputados los cambios que se esperan llevar adelante en la norma y para quien se espera que Cuba sea “un estado socialista de derecho”.
La sesión de aprobación del gabinete de Díaz-Canel y la presentación de Acosta del anteproyecto de la Constitución fue transmitida por la televisión cubana.
La nueva Carta Magna tendrá 224 artículos, 87 más que la actual vigente desde 1976 y que quedó rebasada no solo por su contexto histórico _la caída de la Unión Soviética, que tanto la influenció en su retórica_, sino por las propias medidas de apertura económica aprobadas por Castro en la última década. La Constitución vigente no reconoce ninguna forma de mercado y prohíbe la contratación de fuerza de trabajo por particulares.
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En términos de economía, la Constitución respetará la propiedad privada, pero la empresa estatal será la base de las finanzas del Estado al tiempo que se controlará la acumulación de riqueza en manos personales. Además se reconoce la inversión extranjera y se mantiene el derecho a la herencia de la tierra.
En otros ámbitos, como la salud y a la educación, dos de los sectores en los cuales la revolución suele mostrar importantes logros, la nueva carta mantiene su gratuidad y su raíz pública, pero abre la posibilidad de cobrar por algunas cirugías estéticas o cursos de postgrado.
Desde la perspectiva política, la Constitución crearía la figura de un primer ministro al frente del Consejo de Ministros, al tiempo que mantendría un presidente y vice de la República que a su vez lo serían de la Asamblea del Poder Popular y se formaría la de un gobernador para las provincias.
El presidente tendría un límite de dos mandatos de cinco años, una edad máxima de 60 años y haber nacido en Cuba.
En lo social, junto con el rechazo a la discriminación por cualquier motivo, Cuba se define como un estado laico y se especifica que el matrimonio es entre dos personas, sin especificar el género, abriendo el futuro una ley que permita la unión entre personas del mismo sexo.
En cuando al gabinete que gobernará con Díaz-Canel, este había informado en abril, cuando asumió en reemplazo de Castro, que esperaría la siguiente sesión del Parlamento para presentarlo.
Una veintena de miembros del Consejo de Ministros de todas las ramas fueron ratificados, incluyendo tres históricos vicepresidentes: el comandante revolucionario Ramiro Valdés, Ricardo Cabrisas y el general Ulises Rosales del Toro. Nueve son miembros nuevos.
Sin embargo se hizo sentir la ausencia de Murillo, quien a lo largo de una década acompañó a Castro en las reformas aperturistas que permitieron un desarrollo modesto de la iniciativa privada y otras medidas como la posibilidad de comprar y vendar casas y autos, la entrega de tierras en usufructo o la expansión de las telecomunicaciones.
El nuevo gabinete le dará continuidad en su cargo al canciller Bruno Rodriguez, al ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca y a la de Finanzas y Precios, Lina Peraza, entre otros.
El titular de cultura _que hasta la fecha era el reconocido escritor Abel Prieto_ será Alpidio Alonso y el de Economía, Alejandro Gil.
Murillo fue ministro de Economía y también vicepresidente en diferentes ocasiones en esta década y de manera alternativa. Los cubanos lo vieron ascender de manera veloz a los primeros planos del gobierno de Castro, defendiendo el papel de la iniciativa privada para el país y de los aportes de los impuestos, algo impensable a lo largo de años una revolución que se caracterizó por sus intenciones de eliminar la desigualdad social y en la cual se estigmatizó la propiedad privada.
En 2017 el gobierno paralizó la entrega de nuevas licencias para emprendedores en sectores exitosos _alojamiento de turistas, restaurantes_ y recién la semana pasada anunció el descongelamiento del sector no estatal. En las últimas apariciones públicas Murillo también habló de la necesidad de controlar la concentración de la riqueza en manos privadas.