El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, anunció hoy que buscará consenso con el presidente, Donald Trump, y los líderes del Senado para aprobar una ley que permita ayudar a algunos inmigrantes indocumentados.
“Tengo la esperanza de que la Cámara de Representantes y el Senado, con el liderazgo del presidente, sean capaces de encontrar consenso sobre una solución legislativa permanente que asegure de que aquellos que no han hecho nada malo puedan aún contribuir a este país”, dijo en un comunicado Ryan.
Ryan, el republicano con mayor rango en el Congreso, pidió la semana pasada a Trump que mantuviera el plan proclamado por Barack Obama y conocido como DACA, que hoy el Gobierno decidió rescindir, aunque la suspensión se hará efectiva dentro de seis meses para forzar al Legislativo a encontrar una alternativa.
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De esa forma, la decisión del Gobierno no entrará en vigor hasta el 5 de marzo de 2018, dentro de seis meses, periodo en el que el Congreso, el único con poder para cambiar el sistema migratorio, debe encontrar una solución para regularizar la situación de los jóvenes indocumentados, conocidos como “soñadores” (dreamers).
El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) fue promulgado en 2012 por Obama mediante una orden ejecutiva y gracias a él unos 800 mil jóvenes indocumentados han podido frenar su expulsión del país, obtener un permiso temporal de trabajo y, en algunos estados, una licencia de conducir.
“Por muy bien intencionado que fuera, el programa DACA del presidente Obama era un claro abuso de la autoridad ejecutiva, un intento de crear la ley de la nada”, consideró hoy Ryan, quien resaltó que, de acuerdo con la Constitución, “el Congreso escribe las leyes, no el presidente”.
Ryan no dio detalles sobre la forma que adoptaría una nueva ley migratoria y tampoco aclaró si los propios “soñadores” se verían beneficiados en caso de que el Congreso la aprobara.
En 2013, el Senado aprobó una propuesta de ley bipartidista para una reforma migratoria, pero los republicanos bloquearon un acuerdo en la Cámara de Representantes, por lo que la iniciativa nunca se aprobó.
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Trump ha recibido una gran presión para acabar con DACA por parte de fiscales generales de nueve estados conservadores, encabezados por Texas y que amenazaron con interponer hoy mismo una demanda contra el Gobierno si no derogaba el programa.