Noticias

Opinión: Si pudiéramos volver a trullar

Quiero irme de trulla, no de parranda que no es lo mismo, sino de trulla.

Soy una grinch confesa de la Navidad, y mis actos y palabras lo prueban más allá de toda duda razonable. Pero como todo lo que pasa en mi vida, si me recuerda mi niñez, puedo ser un poco flexible.

No vengo de una familia de “pariceros”, pero por parte de madre hay una vena bastante artística de compositores, guitarristas, cuatristas y trovadores. Así que con ese pedigrí, imagínese si me encantan las trullas. Me crié entre ellas y me fascinaba la expectativa de cuando me iba a acostar. Fantaseaba con despertar escuchando los acordes del cuatro de mi tío y la décima de mi abuelo. Y con eso comenzaba una jodita de par de horas que, para mí, nena buena al fin, era de show.

Como en el caso de Santa Claus, nunca sabía si había un acuerdo de cogernos por “sorpresa” o si de verdad de verdad nos habían cogido por sorpresa en el quinto sueño. Supongo que había unas tipo surprise party, de esos que uno se hace el idiota y el sorprendido, pero saca la picadera de la nevera envuelta en papel con lacitos rojos y se levanta con eyeliner, lipstick, pelo lacio y aceite caliente para la carne frita.

Sé que hubo sorpresas reales, de esas que nos cogían hasta sin aceitunas o galletitas Ritz. Esas eran las buenas. Nos ponían a todos en casa a correr y yo pensando acá, con todo lo religioso que es papi, sabrá Dios cuántos santos bajó.

Mi casa de infancia es una a la que aún se puede ir a trullar, planificado o no. Porque aun con el paso de los años, el aumento de la criminalidad, el aire acondicionado inverter y la sofisticación de la tecnología, aún te da la mística de llegar secretamente y, en caso de que alguien se haya pasado de Advil, aún puede tirarle una piedrita a la ventana.

Ahora con el acceso controlado, los reglamentos de las juntas de residentes y la proliferación de iPads, una trulla puede convertirse en una verdadera pesadilla. El guardia de la urbanización llamará al tipo a sorprender para pedir permiso. Sorpresa arruinada.  El guardia llamará al residente si es que la junta de residentes no aprobó una disposición que tipifique como delito comunitario el ruido del cuatro y la voz de la cantante. Y cualquier voz parecerá de karaoke si el hijo del residente te saca un iPad y baja la aplicación para competir con el cantante trasnochado.

Pienso en abuelo Toño y me pregunto qué habría sido de él en esta época. El viejo llegaba a casa bajo el sereno, con las manos en los bolsillos y con la mirada hacia el piso. No miraba para más ningún lado, porque era la mirada que no le distraía. Era la mirada obligada para tirarse sus décima perfecta. Aquello era verdadera improvisación. Y doy fe de eso porque a veces me decía al oído: “Dime qué pie forzao quieres” y yo me inventaba cualquier cosa sobre la marcha y él espetaba sin miedo y sin pena. Aún recuerdo el día que le dije: “Yo quiero ir a Disney World” y me clavó la mirada y me preguntó: “¿No me puedes dar otra, nena?”. Por alguna razón, siempre que cantábamos “Dame la mano paloma”, abuelo me pasaba el batón a mí.  Era una especie de reto mental hasta que te cansaras y tuvieras que recurrir al consabido “pasaste por mi casa y me tiraste una chancleta”.

Me emocionan mucho las trullas. No voy a ninguna, lamentablemente, porque el tiempo y los años todo lo complican. Y el rico pitorro te manda a la cárcel. He tenido que negociar mi paz por fiestas planificadas, no menos divertidas, pero sin cuatro, sin décimas, sin sorpresas, con pastelillos horneados y sin abuelo.

Pero un día, aunque fuera por unas horas, me encantaría echar un poco el tiempo hacia atrás. Estar en casa en el campo, dormida, despertar con la sorpresa de los acordes de mi tío y el canto de mi abuelo. Que me sorprendan, que no me llame seguridad, que la junta de residentes se ponga un zíper y que los nenes se levanten sin estar pendientes del iPad.

Por un día… ¡Si pudiéramos volver a trullar!

Te recomendamos estas notas: Natalia y Glerysbeth con el mismo vestido   Eiza González presume su diminuta ropa   Capturan a Jennifer Aniston desnuda con su estilista

Síguenos en Google News:Google News

Lo Último