Investigadores advierten que el hábito de tomarse “selfies” puede esconder fragilidades psíquicas personales, principalmente en los adolescentes.
“Los adictos al selfie evalúan su nivel de bienestar en la imagen que construyen de sí mismos,empleando la tecnología para manipular la imagen real y así vender algo que no existe, sin entender que la vida no es Photoshop”, asegura Christyntjes Van Gallagher de la Universidad Wageningen en Holanda.
Balaguer y Alejandro Garbarino, licenciado en Psicología y maestro en Psicoanálisis de Uruguay exaltaron en entrevista realizada por el Elpais.com.uy: “El riesgo no es la foto en sí sino la personalidad de quien la toma y la comparte”.
“El valor de la foto cambió. Antes era algo privado, para preservar. Hoy es para los otros”, consideró el especialista. “Estas fotos están pensadas y publicadas en función de la audiencia, que se transforma en un protagonista”.
Â
