En algunos barrios de Ciales hay múltiples estructuras en las que solo queda el rastro. Escombros en las lomas, cerca de una zapata, evidencian que en ese pedazo de concreto había una casa antes del paso del huracán María, del cuál han pasado más de una veintena de días. Así como usualmente se asoman vecinos cuando pasa un auto lentamente frente a una casa o urbanización, en una de esas casas devastadas por el temporal, se asomó su guardián.
Rubio, grande, con pelaje suave y encadenado, Pancho permanece frente a lo que era la residencia de sus amos, desde el pasado 20 de septiembre. Custodiando lo que quedaba por residencia, el perro no dudó en tomarse el agua que se le echó.
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A pasos del sector Pozas, se encontraba el refugio del municipio desde donde salió el dueño de la residencia donde se encontraba el animal. Cristóbal Tirado relató que aunque quería quedarse en su residencia, tuvo que pasar el huracán en casa de su yerno en Orocovis. Días después tenía intenciones de quedarse en la parte baja de la casa, pero “el alcalde me dijo que no porque la casa fue pérdida total, así que me mandó para el refugio”.
Tirado aseguró que ha estado al pendiente de su perro, mas no tiene otro lugar dónde llevarlo.
Pancho es uno de los múltiples animales que han quedado en segundo plano en medio de la emergencia que vive el país tras el azote del huracán María. De hecho, la vicepresidenta de la Junta de Directores del Santuario San Francisco de Asís, Estela Ramírez, dijo a Metro que desde el fenómeno atmosférico han podido observar en varios municipios un aumento en animales abandonados.
Señaló que este aumento podría responder a que muchos están abandonando el país mientras otros perdieron sus pertenencias y ahora entienden que no están aptos para tener mascotas. “Los animales son los grandes olvidados del huracán”, manifestó Ramírez, al detallar que la situación se empeora porque muchos albergues y santuarios sufrieron serios daños por lo que no pueden recibir animales.
Previo al huracán, la ejecutiva indicó que se estimaba que en la isla había alrededor de medio millón de perros y gatos viviendo en las calles. Después del huracán, la cuenta está por verse.