Ni siquiera los propios peloteros se quieren perder el show de Shohei Ohtani en el Juego de Estrellas en Coors Field.
Ohtani, la estrella más brillante de todas, es el centro de atención de aficionados y peloteros por igual, algo nunca antes visto en el Clásico de Media Temporada.
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Los aficionados lo ovacionaron cuando fue presentado el lunes a una conferencia de prensa al aire libre frente a Coors Field, debido a la pandemia. El japonés competirá en el Derbi de Cuadrangulares, será el abridor en el montículo por la Liga Americana en el Juego de Estrellas del martes, y también está anotado como primero en el orden y bateador designado.
Ohtani hará de todo, salvo tal vez podar el césped y resolver las corrientes de aire en Coors Field que tanto ayudan a los bateadores.
“La gente siempre dice, ‘No, no puede hacerlo’, hasta que llega y lo hace”, dijo el primera base de los Mets, Pete Alonso. “Y cuando lo hace, dicen ‘Oh, siempre supimos que lo haría’”.
El nipón de 27 años está en su cuarta campaña en Grandes Ligas con los Angelinos de Los Ángeles, y será el primer pelotero en la historia en ser titular en dos posiciones en el mismo Juego de Estrellas, que se estableció en 1933. Ni siquiera Babe Ruth lo hizo, ya que dejó de lanzar regularmente en 1919.
“Realmente no esperaba que me eligieran como lanzador”, dijo Ohtani a través de su intérprete, Ippei Mizuhara. “Es un gran honor, daré mi mejor esfuerzo”.
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Max Scherzer, de Washington y quien se convertirá en apenas el sexto en la historia con cuatro aperturas en un Juego de Estrellas, quedó en las sombras gracias a Ohtani, quien encabeza las Grandes Ligas con 33 cuadrangulares y tiene foja de 4-1 con 3.49 de efectividad en 13 aperturas.
“Sería grandioso que pudiera batear. En este momento voy en blanco”, dijo Scherzer, quien no ha conectado imparable en 30 turnos en la primera mitad de la campaña.
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El primera base de Atlanta, Freddie Freeman dijo que, al igual que otros, se vio presionado a elegir desde temprana edad entre ser lanzador o jugador de posición.
Freeman quedó impresionado el 4 de abril, cuando Ohtani colgó el cero en la primera entrada ante los Medias Blancas de Chicago, pegó jonrón en la parte baja del episodio y después salió a la loma a trabajar el segundo inning.
“No entiendo como es que su cerebro puede cambiar de una cosa a la otra de ‘tengo que sacar tres outs y ahora debo salir y anotar’”, declaró Freeman. “Siempre que está en el terreno, te sorprende su energía — la energía mental — para lidiar con eso, porque veo a los muchachos cuando lanzan, la planeación previa a los partidos, y él hace esa planeación y después tiene que tomar su práctica de bateo”.
Freeman también fue lanzador y jugador en la secundaria, cuando su recta alcanzaba cerca de 95 mph, y la mayoría de los equipos en 2007 lo querían como pitcher, salvo los Bravos y los Cachorros de Chicago. Recuerda las dificultades que enfrentaba en ese momento, incluso a ese nivel.
“Mi codo me estaba matando”, señaló.
El tercera base de San Diego, Manny Machado, sonrió cuando se le preguntó sobre su talento como lanzador: “Me vapulearon cuando tenía 18 años, y esa fue la última vez que lancé”.
Con un contrato que parece una ganga de 3 millones de dólares para este año y 5,5 millones para la siguiente campaña, Ohtani será elegible al arbitraje en 2022. Si mantiene ese paso, existe la posibilidad de duplicar el precio habitual en su última temporada antes de la agencia libre, tal vez en el rango de los 30 o 40 millones de dólares. O más.