Tom Brady asegura que el haber ganado su sexto Súper Bowl no lo hará cambiar su decisión de seguir jugando al menos otro año.
Y mientras el número 12 siga en acción, la dinastía de Nueva Inglaterra estará viva.
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“Esto no cambia nada”, declaró Brady poco después de la victoria de los Patriotas sobre los Rams de Los Ángeles 13-3 el domingo. “No veo la hora de pasar más tiempo con mi familia, mis hijos y mi esposa. No habría hecho lo que hice sin su apoyo. Ha sido un gran año”.
Los Patriotas llevan una racha inédita de dos décadas llenas de éxitos. Brady y el técnico Bill Belichick tienen marca de 6-3 en el gran clásico desde el 2001. Han ganado diez veces seguidas el título de la división Este de la Conferencia Americana de la NFL y jugado la final de la conferencia ocho años seguidos. Tienen marcas positivas en 18 campañas consecutivas, en las que llegaron a los playoffs 16 veces, ganaron 16 títulos de división y nueve campeonatos de la Conferencia Americana.
Es una racha sin par la mire por donde se la mire. Y no ha terminado.
Se pensó que los Patriotas estaban acabados cuando cayeron 41-14 ante Kansas City y colocaron su marca 2-2 en el 2014. Pero a continuación ganaron tres de los últimos cinco Súper Bowls. Cada vez que da la sensación de que se derrumban, suben su nivel y encuentran la forma de superar todos los problemas.
Se decía que Belichick y Brady no se podían ver el año pasado. Sin embargo, uno de los primeros que abrazó a Brady tras la victoria del domingo fue Belichick. Otro fue Julian Edelman, el jugador más valioso del encuentro.
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“El técnico genera un ambiente difícil, siempre hay mucha presión y cuando llegan momentos como este, hay que estar a la altura”, dijo Brady.
Brady insiste en que quiere jugar hasta los 45 años. A los 41, tuvo una temporada muy buena y un partido espectacular ante Kansas City en la final de la conferencia.
Su alto desempeño responde a su riguroso entrenamiento, a un programa nutritivo y el equipo que Belichick le arma todos los años, que hace que no se dependa siempre de él para ganar un encuentro.
Los Patriotas asumieron una nueva identidad este año, incorporando un juego por tierra que le dio más equilibrio al ataque. El novato Sony Michel produjo 931 yardas y seis touchdowns en la temporada regular, y 336 yardas y otros seis TDs en los playoffs. Es probable que el año que viene sea mejor todavía.
La defensa, por su parte, contuvo al segundo ataque más productivo de la liga.
“No me importa lo que diga la gente”, afirmó el cornerback Jason McCourty. “Sabemos de lo que somos capaces, que podemos ganar un Súper Bowl, sin importar lo que diga la gente”.
Si bien Brady asegura que sigue, no hay garantías de que el año que viene esté el tight end Rob Gronkowski, quien hizo una atrapada clave de 29 yardas que abrió las puertas al único TD del partido, anotado por Michael. Gronkowski dice que “no pensé” en el futuro.
“Lo decidiré en unas pocas semanas”.
Los Patriotas pueden incorporar talento nuevo en el draft. Tienen 12 selecciones, seis de ellas en las tres primeras rondas. Y están acostumbrados a contratar agentes libres y veteranos que hacen buenos aportes.
“Tenemos mucha gente talentosa en esta organización”, expresó Belicheck. “Empezando con (el propietario) Robert (Kraft) y su familia. Nos han apoyado mucho en todo para ser competitivos”.