Vasyl Lomachenko derrotó ayer al cubano Guillermo Rigondeaux, cuya esquina le impidió que disputara el séptimo asalto, por un dolor en la mano izquierda.
El ucraniano había dominado hasta entonces lo que fue la primera pelea profesional entre dos púgiles que han ganado dos medallas olímpicas de oro.
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De acuerdo con la esquina de Ringondeaux (17-1 con 11 nocauts), el púgil cubano les comunicó que algo se había roto en su mano durante el segundo episodio.
Lomachenko (10-1 con ocho nocauts) se llevó su séptima victoria consecutiva por nocaut y retuvo su cetro superpluma de la organización Mundial de Boxeo (OMB). Además, por cuarta ocasión seguida, un combate del ucraniano concluyó cuando su adversario se negó a seguir.
“Supongo que debería cambiarme el nombre a ’No Más Chenko'”, opinó.
Ringondeaux, de 37 años, sufrió la primera derrota en 18 combates como profesional, y fue abucheado ruidosamente por el público, cuyo apoyo se había dividido casi a partes iguales entre ambos contrincantes durante el histórico pleito.
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Considerado desde hace tiempo uno de los boxeadores que mejor se defienden, ni siquiera Ringondeaux pudo encontrar la forma para resistir los golpes de Lomachenko.
“Él los frustra, comienza a avanzar. Parece que va a noquearlos y se dan por vencidos, pues piensan que no pueden responder”, señaló el promotor Bob Arum.
Ringondeaux, campeón supergallo, subió dos divisiones a fin de recibir una oportunidad de ganarse el reconocimiento que su invicta carrera profesional aún no le ha dado.
El púgil, quien conquistó dos preseas doradas para Cuba en la división gallo, en Sydney 2000 y Atenas 2004, se quedó lejos de su objetivo.