En días pasados vi un mensaje en las redes sociales que me hizo mucho sentido: “el regalo no es lo que está dentro de la caja, son las manos que lo entregan”. En Puerto Rico es una grata costumbre intercambiar regalos con nuestros amigos y seres queridos, compartir y dedicarle tiempo de calidad. Pero, sin duda alguna, debemos ser solidarios y ponerle atención a aquellos que con sus manos y sus acciones hacen que nuestros días festivos, e incluso los cotidianos, sean unos llenos de satisfacción.
Como seres humanos y ciudadanos debemos no solo expresar nuestro deseo de aportar a un mejor país, debemos demostrarlo con nuestras acciones. No importa el tipo de regalo que recibamos, lo costoso o económico que pueda ser, lo verdaderamente importante es la acción de esa persona de pensar en ti y sacar de su tiempo y recursos para obsequiarte algo. Eso es lo realmente valioso.
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Esta debe ser la esencia de las festividades navideñas. El desprendimiento y la solidaridad de cada uno de nosotros con los demás representa una sociedad más saludable y civilizada. Es esa capacidad de colocarnos en el lugar de la otra persona y actuar conforme a eso. Es esa sociedad en la que queremos que crezcan nuestras próximas generaciones. Una sociedad empática y solidaria.
Así que, a la hora de recibir tu regalo de navidad, además de disfrutarlo y agradecerlo, piensa en la gente que hizo posible que lo recibieras. Piensa en la acción de esa persona hacia ti. ¡Eso es lo maravilloso! Afirmemos hoy más que nunca el respeto y la solidaridad con la gente que nos rodea. El bien colectivo siempre redundará en el beneficio de todos. Les aseguro que siendo más empáticos con nuestra gente tendremos una mejor sociedad. Ese será el regalo más grande para Puerto Rico.
¡Feliz Navidad!