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Un aplauso para mi pueblo

Lea la opinión de Dennise Pérez

En estos días es normal que reconozcamos a personas que se han destacado durante el año. Lo vemos en programas especiales, en coberturas de fin de año, en suplementos de agradecimiento. Se hacen todos los años, pero este año tienen un significado especial.

Es por María pero también por la situación fiscal que atravesamos. Vivimos en general una especie de “hacer de tripas, corazones”, de “remarla” como dicen los argentinos, y a la vez de dar grandes batallas individuales y colectivas, reales, duras, determinantes.

Yo hice mi listita este año de personalidades a las que reconozco y que se llevan mi señal prácticamente de reverencia, por luchar, por fajarse, por pelear y rechazar la inconformidad, buscar el bien a toda costa. No tienen que ser héroes para todos, pero han marcado vidas en momentos mandatorios, en lo que se cansa cualquiera y con razón.

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Andrés González, de la Asociación de Padres de Niños con Impedimentos. He visto su pasión, su lucha sin descanso, antes de María, en sus tradicionales luchas educativas, y después de María, ayudando comunidades y a niños con necesidades especiales.

En esta misma categoría hay demasiada gente para mencionar, pero que no se me quede Joyce Dávila, en una lucha sin descanso por los niños con autismo. Una verdadera campeona a quien Puerto Rico le debe recursos y gratitud.

El doctor Carlos Mellado. Contrario a los anteriores, a quienes aún no conozco personalmente, Mellado es mi amigo. Fue Procurador del Paciente y personalmente es un hombre que pudiera estar muy cómodo con su profesión y punto. Pero hace unos años fundó una organización para ayudar a los hermanos haitianos afectados por el terremoto. Y no los ha olvidado.

Regresa todo el tiempo con medicamentos, con prótesis, con ayuda, documenta el progreso de gente que no ya pacientes sino amigos y hermanos. Y cuando la desgracia tocó a Puerto Rico montó un operativo en menos nada, y visitó prácticamente toda la Isla, junto a colegas, auscultando y atendiendo las necesidades médicas y muchas veces regresando al otro día al mismo lugar, cargado de medicamentos. Yo no sé cómo lo hace.

Los celadores de la Autoridad de Energía Eléctrica. Usted no tiene que estar de acuerdo ni con la unión ni con la gerencia. Pero estos trabajadores han tenido que bregar no uno sino dos huracanes- Irma y María- y lo han hecho bajo la mirada suplicante de sus hermanos puertorriqueños que han vivido por meses una de las mayores inconveniencias del mundo moderno, que es la falta de luz. Hay que tener pantalones para salir todos los días a trabajar sabiendo que tanta gente depende de tu trabajo.

Todos los voluntarios que han trabajado en la recuperación de la Isla, de todas las organizaciones y a todos los que individualmente han dado la mano de alguna forma. De manera especial me siento obligada a mencionar a mi esposo, Mariano Soto, a quien Irma y María le ha dado la oportunidad de servir al prójimo de una manera increíble y admirable y de encontrar su verdadera vocación. Como él, hay muchos y gracias a ellos Puerto Rico de veras se levanta.

En mi lista está sin duda el gobernador Ricardo Rosselló. Porque sacando la política a un lado, o dejando los errores que usted pueda identificar, en su primer año de Gobernador se ha tenido que enfrentar a una situación fiscal sin precedentes, a un organismo que pretende usurparle su mandato constitucional, y a dos huracanes devastadores en menos de un mes. Si usted no lo quiere mucho, por lo menos póngase en su lugar.

Por último, pero no menos importante, el aplauso más sonoro es para el pueblo puertorriqueño, que lleva un año viviendo de huracán en huracán en sentido figurado y literal. He hablado con gente que dice que el año ha sido duro pero que hay países que la tienen peor. Bueno, este pueblo no está acostumbrado a vivir como vive el post María. No está acostumbrado a vivir a oscuras ni a pasar sus días contando los que han pasado sin luz. Ya son muchos días. Esos son los héroes.

¡Aplausos!

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