Los adoquines azulosos de la emblemática calle del Cristo en la ciudad murada reflejaban rayos de luz mientras decenas de personas caminaban a paso lento. En silencio y con profundo fervor portaban velas entre sus manos. Una escena que parecería honrar la belleza del Viejo San Juan. Preguntando y preguntando entendí cuán necesarias eran las entrevistas a los devotos para poder entregarle al público la información correcta de lo que veía. Remitirme simplemente a la descripción de la escena hubiese sido un acto irresponsable pues añadiría a la ignorancia colectiva. Incluso pude haber ofendido a los creyentes si no hubiese entendido el significado del silencio y el por qué de la tradición como parte de la semana mayor.
Aunque el periodismo religioso no se da a conocer solamente en la semana más devota del año me lleva a repensar cuan sensato debe ser el periodista a la hora de preguntar sobre estos temas y mucho más cuando decide publicar. Irónicamente, luego de los contenidos periodísticos de sexo y noticias dedicadas a la salud, el tema religioso es el más leído. El periodismo religioso es especializado porque tiene unos criterios específicos para plantear la complejidad religiosa. La inmensa mayoría de los periodistas que no tienen conocimiento especializado en religiones cometen frecuentemente horrores y errores al publicar información con términos religiosos inadecuados. Una de las especializaciones periodísticas más llamativas es la de investigación religiosa. Esta corriente está muy de moda en América Latina pero también es muy peligrosa. Algunos periodistas han revelado que han sido amenazados por los descubrimientos de sectas, lavado de dinero, robo en las arcas de las iglesias y denuncias de abusos sexuales.
En la coyuntura de esta semana el periodista debería ampliar su intelecto emprendiendo una lectura histórica de la naturaleza de la semana santa en diversas corrientes religiosas. Es importante hacerlo porque a partir de ello se aclararán conceptos del contenido periodístico. La prensa no se puede aventurar a publicar contenidos religiosos imponiendo su criterio, de hecho, ésta es una de las críticas constantes que se le hace por implantar su apreciación y censura a las instituciones religiosas sin haber corroborado datos. Es comprensible que luego de los descubrimientos y denuncias gravísimas que han cometido varios clérigos de diversas instituciones religiosas la prensa se comporte incisiva e implacable con las autoridades religiosas en su objetivo fiscalizador pero ello no supone herir sensibilidades y creencias. La Asociación Internacional de Periodistas de Religión ha pedido a sus 400 miembros que busquen la diversidad en la información para evitar lastimar las convicciones. Los periodistas especializados en religión no se deben definir como que siguen una religión como tal porque entonces estaría prejuiciada la información publicada. Incluso en la Asociación Internacional de Periodistas de Religión hay ateos y agnósticos. Esta organización periodística especializada explica que es mejor promover la intelectualidad religiosa sin apasionamientos para poder perfeccionarse e informar responsablemente los acontecimientos religiosos y cómo inciden en la sociedad. La aportación intelectual de esa institución ha sido positiva en la coyuntura que el mundo vive en estos momentos donde el alto grado de sensitividad para los creyentes ha aumentado por los diversos conflictos religiosos en Oriente Medio. La cobertura de las cuestiones islámicas ha sido implacable repitiendo errores que aportan a la ignorancia colectiva. Una acción periodística responsable sería no publicar si no tiene profundo conocimiento de la fe islámica atada a los acontecimientos políticos de la región. Ese mismo llamamiento debería acogerse en lugares como Puerto Rico donde las tensiones entre la libertad de expresión y las ofensas a la fe chocan. Por eso es indispensable fomentar la responsabilidad en la información religiosa que los periodistas escriben y publican de manera que no hiera los sentimientos de los creyentes, provoque persecución, falta de tolerancia o raye en la discriminación. Los periodistas debemos tener presente que tanto la información como las religiones tienen por derecho la libertad. Lo que el periodismo religioso debe aspirar es a profundizar, buscar la verdad aunque sea incómoda, provocar reflexión y evitar los rumores y los prejuicios.