La trágica forma de su "muerte" recorrió el mundo varios siglos después.
Desde mayo pasado, las imágenes de un habitante de Pompeya con una piedra gigantesca "incrustada en la cabeza" se convirtieron en un nuevo símbolo de la tragedia por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.
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Era una roca de más de 300 kilogramos de peso y, según consideraron inicialmente los arqueólogos, había golpeado con una fuerza descomunal el torso del hombre y, probablemente, le había cercenado el cuerpo.
De hecho, ni siquiera habían podido encontrar el cráneo.
Los científicos creyeron que la víctima, que se calcula tenía unos 30 años, intentaba huir de la violenta explosión que ocurría a unos 8 kilómetros de distancia, pero que quizás tenía alguna discapacidad y por eso no había logrado huir.
Sin embargo, nuevos estudios echaron por tierra esta teoría.
Ahora, los expertos creen la muerte del hombre, al que han llamado "el fugitivo", no se debió al impacto del bloque de piedra, como se suponía inicialmente, sino a la asfixia causada por los flujos piroclásticos, una mezcla ardiente de gases venenosos, lava y partículas provenientes del Vesubio, según informó el sitio del Parque Arqueológico de Pompeya.
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La piedra, entonces, lo impacto cuando ya estaba muerto.
Pero ¿cómo llegaron a esta nueva hipótesis?
Una piedra en el camino
Los trabajos en el terreno en días posteriores al descubrimiento sacaron a la luz finalmente la parte superior del cuerpo que no habían podido encontrar los científicos.
Para su sorpresa, estaba situada curiosamente algo más abajo de las extremidades inferiores.
"Los restos esqueléticos identificados consisten en la parte superior del tórax, las extremidades superiores, el cráneo y la mandíbula", indicó el comunicado del sitio arqueológico.
De acuerdo con los expertos, un túnel descubierto debajo del cuerpo, que data de la era Borbónica (entre 1700 y 1800, o sea, casi 17 siglos después) cedió y provocó que la parte superior del esqueleto se desprendiera.
Por lo que llegaron a la conclusión de que en realidad, no había muerto a causa del impacto masivo de la piedra.
Sin embargo, ahora, después de dar con la clave de la muerte, otro misterioso intriga a los investigadores.
El bolso del misterio
Y es que, además de los restos humanos, los arqueólogos hallaron los restos de un pequeño bolso que el hombre "apretaba contra su pecho".
Tras realizar un examen preliminar, descubrieron que contenía 20 monedas de plata y dos de bronce.
El dinero está siendo sometido actualmente a nuevos estudios, pero creen que esa cantidad habría sido suficiente para para mantener a una familia de tres personas durante dos semanas.
De ahí que la posición social del hombre y su identidad o rol dentro de la comunidad de Pompeya son una de las claves que podría sugerir las piezas.
"Las monedas están siendo estudiadas por numismáticos para determinar su corte y valor, mientras que los restos descompuestos del pequeño contenedor similar a un purificador serán analizados en el laboratorio con el objetivo de identificar el material", indica el sitio arqueológico.