Opinión

Las batas blancas están saliendo a la calle

Lee aquí la columna del representante del Partido Independentista Puertorriqueño.

Denis Márquez

Diversas organizaciones que defienden los derechos de los pacientes y de los proveedores de salud, colegios de profesionales, así como profesionales de la salud en su carácter personal, han comenzado a levantar su voz y sus reclamos fuera de sus respectivos entornos laborales. Recientemente llegaron hasta el Capitolio y salí de mi oficina para atenderlos.

Reclaman que se respeten y garanticen los derechos de los pacientes de una vez y por todas, y exigen la aprobación de toda la legislación que a tales efectos se ha radicado, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Algunas medidas no han sido atendidas, otras ya han sido aprobadas en uno de los cuerpos legislativos, pero ha quedado estancado su trámite legislativo en el otro. Ese conglomerado de medidas tiene un común denominador que dificulta la aprobación de muchas de ellas, le ponen el dedo en la llaga a las aseguradoras y a los planes médicos como el proyecto 113, de mi autoría, para un Plan Nacional de Salud.

Antes de llegar a la Legislatura, por muchos años comparecí al lado norte del Capitolio para participar en diferentes tipos de manifestaciones y protestas. Como legislador, igualmente he continuado manifestándome en solidaridad con numerosos reclamos políticos, económicos y sociales. Sin embargo, es la primera vez que atestiguo que, de manera organizada, estructurada y con un alto grado de conciencia, este grupo de organizaciones y profesionales de la salud envían un contundente mensaje al Gobierno y a la Legislatura. Las batas blancas están saliendo a la calle, como dije recientemente desde el hemiciclo.

Su mensaje es claro, nos están diciendo: que no aguantan más, que no hay acceso a la salud, ni a las medicinas para gran parte de la población, que los jóvenes abandonan el país luego de haberse formado en nuestras universidades. Nos están diciendo: se mueren los pacientes como consecuencia del actual modelo de salud fracasado, quebrado, privatizado, controlado por las aseguradoras.

La Legislatura tiene el deber de poner oído en la tierra y tomar acción sobre estos reclamos y la aprobación de las medidas legislativas que hacen justicia a miles de pacientes. Hoy son las batas blancas y mañana será el pueblo, porque la crisis de salud es un atentado a nuestra gente.

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