No cabe duda de que el sistema de salud en Puerto Rico está en crisis. Diariamente se exhiben historias que demuestran la fuga de profesionales de salud, el aumento en enfermedades prevenibles, el aumento en enfermedades de salud mental, el cierre de hospitales, y otros factores que evidencian el deterioro de nuestro sistema de salud. Mientras esto ocurre, una guerra entre dos grandes sectores de la salud en Puerto Rico se desata, en un lado de la trinchera están los profesionales de salud y en el otro están las aseguradoras. Los profesionales de salud llevan años señalando a las aseguradoras por sus acciones indebidas. El Colegio de Médicos, el Colegio de Dentistas, el Colegio de Tecnólogos Médicos, el Consejo Multisectorial de la Salud, la Unión General de Trabajadores, y muchos otros gremios han señalado a las aseguradoras como la causa principal de la crisis que se vive en Puerto Rico.
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Un sistema de salud no puede funcionar efectivamente mientras esta guerra exista. Es esencial mantener un flujo de trabajo sano y coherente entre los diferentes sectores de nuestro sistema de salud para que se presenten los mejores resultados del paciente. La guerra entre profesionales de salud y aseguradoras no permite que esto ocurra. Esta guerra causa que Puerto Rico tenga profesionales de salud frustrados, que invierten más tiempo peleando con las aseguradoras que trabajando con sus pacientes. Si nuestro sistema de salud fuera un cuerpo humano, tendría dos piernas que quieren ir en direcciones contrarias constantemente. Un problema que impide que la salud del pueblo avance y nos quedemos estancados en la crisis inminente.
Mientras esta guerra se lleva a cabo, la rama ejecutiva del país parece estar invidente a los hechos que están ocurriendo. El Gobernador de Puerto Rico y el Secretario de Salud rara vez han destacado la situación de las aseguradoras en sus discursos. Nunca se ha visto una acción concreta por parte de este sector para aliviar el maltrecho que viven los profesionales de salud y los pacientes con las aseguradoras. Es normal que el pueblo se cuestione si su propósito principal es la salud del pueblo o el bienestar de las corporaciones con fines de lucro.
Las aseguradoras ya tienen el control absoluto del sector de pagadores y poco a poco están abriendo sus propias clínicas y hospitales para acaparar más del sistema de salud. Al ser organizaciones con fines de lucro, su plan es alimentarse lo más posible del sistema de salud, específicamente de fondos públicos. Mientras los grupos de profesionales de salud gritan en contra de estas entidades, las aseguradoras jamás han hecho una declaración reaccionando a sus quejas. Los profesionales de salud perdieron el control del sistema de salud hace más de 30 años. Hoy quien controla el sistema es un grupo de personas que ponen el lucro por encima del bienestar de los puertorriqueños. Tristemente las aseguradoras están ganando la guerra.
Así que la pregunta es ¿Queremos un sistema de salud controlado por profesionales que estudiaron como mejorar el bienestar de nuestra salud o queremos un sistema de salud controlado por empresarios que estudiaron como aumentar sus ganancias? Si el sistema de salud continúa operando de la misma manera, no hay otro camino que el continuo deterioro de nuestro sistema de salud. Hay que acabar con esta guerra y devolverle el poder a las personas que le dan prioridad a la salud del pueblo por encima del lucro. Devolverle el poder del sistema a los profesionales de salud permite que las dos piernas vuelvan a caminar en la misma dirección.
La opinión de esta columna corresponde a su autor. No representa la postura de Metro Puerto Rico.