La valentía es mantener el dominio propio ante la presión.
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Hemingway [Traducción del autor]
La semana pasada comenzó con el anuncio de una protesta contra Luma frente a la Fortaleza y una conferencia de prensa del gobernador, a quien apodan Pipo en las redes en tono de burla. De manera destemplada, poco característica del gobernador, Pipo, ese personaje tragicómico que nos gobierna, pidió cambios y amenazó con quitarle su respaldo a Luma, implicando que podría dar paso a la no renovación o cancelación del contrato que expira en noviembre próximo.
La respuesta no se hizo esperar y al día siguiente el principal oficial ejecutivo y el vicepresidente para asuntos regulatorios de LUMA aparecieron en una conferencia de prensa. El desparpajo, la falta de sensibilidad y de respeto que mostraron el ejecutivo canadiense y el de ascendencia latinoamericana sólo exacerbaron los ánimos entre la prensa y el público.
La kakistocracia bipartita que fabricó a LUMA finalmente se ha percatado de que su creación es un monstruo Frankenstein y clama por acción para ser rescatada de la ira del pueblo. LUMA respondió convocando una segunda conferencia de prensa enviando un “lumático” desde las oficinas centrales de la otra transnacional que integra a LUMA. El americano que vino de refuerzo tiene pinta de guapo de barrio. Un gorilón con cara de pocos amigos que sacó más pecho que Pipo, quitándose el gabán, enrollándose las mangas y afirmando que vino a poner orden. Pero su primera acción fue nombrar a una activista del PNP, que proclamó no tener experiencia y prometer mejor comunicación. Buche y pluma nomás como decía la guaracha que cantaba Mirta Silva.
Los gritos del gobernador y la desesperación de LUMA revelan el miedo. Pipo y la kakistocracia se preguntan si este será el segundo episodio del “verano del 19″. Los lumáticos se preocupan porque este parece ser el punto de no retorno, el contrato expira en tres meses y si no se renueva no podrán hacer nada.
La respuesta es simple y categórica: ESTAMOS HARTOS. Si, hemos llegado al punto de no retorno. Nos hemos cansado de apagones que ocurren a todas horas y sin aviso. A cualquier hora se forman tapones descomunales porque el “bajón” de energía desprograma los semáforos en intersecciones muy transitadas. El centro hospitalario más importante del país se quedó sin energía y las plantas de emergencia no aguataron el empuje de los cambios de voltaje que desgastan los sistemas. Los que no pueden pagar sistemas de celdas fotovoltaicas pierden enseres, ven la vida de familiares, amigos y vecinos enfermos en peligro, y pasan calor, hambre y necesidad por el pésimo servicio de la nueva compañía de energía eléctrica, LUMA Energy. La vida cotidiana se ha hecho insoportable. La incapacidad y menosprecio por la gente que demuestran LUMA y el gobierno que la respalda desbordaron la paciencia. El príncipe azul resultó sapo. Y lo peor es que nos lo dijeron los sapos de la UTIER, a quienes al final, el tiempo y los hechos le dieron la razón.
Esta no es una repetición del “verano del 19″. La cosa es grave, muchísimo más grave; pregunten a Tatito Hernández, el kakistócrata que quiso colarse en la marcha. La protesta del jueves encendió la mecha, el fuego no se apagará hasta que se notifique a LUMA que no se renovará el contrato y se inicie una transición. La no renovación minimiza el costo legal, paren el engaño y la confusión. No se trata de cancelación se trata de notificar la no renovación e iniciar un plan de transición. Pipo, LUMA y la kakistocracia tienen miedo, como decía un tuit en las redes, “están KK”. Repito: ¡ESTAMOS HARTOS, NO HAY VUELTA ATRÁS!