Cuando un padre en Puerto Rico quiere ausentarse de su empleo para cuidar a su recién nacido, no siempre puede contar con respaldo legal. Si trabaja en el sector privado, la posibilidad de disfrutar de una licencia de paternidad con paga dependerá exclusivamente de la política interna de su patrono.
“Actualmente, los padres trabajadores dependen de que el patrono quiera reconocerles ese beneficio en sus manuales o políticas internas”, explicó el abogado laboral Jaime Sanabria Montañez. “No hay una obligación legal que garantice ese derecho”.
Sanabria Montañez va más allá. Según su análisis, la Ley de Protección a las Madres Obreras, o Ley 3 de 1942, presenta una distinción por sexo que podría ser inconstitucional. “Un padre está en la misma posición que una madre a la hora de hacer bonding (apego) con su criatura. No reconocer la paternidad también sigue marginando y condenando al no progreso a la mujer puertorriqueña”, afirmó.
La exclusión también se observa en los casos de adopción. Aunque ninguno de los padres pasa por el proceso de parto, la ley solo reconoce el derecho a una licencia para las madres adoptantes. “Eso perpetúa una visión donde la crianza sigue siendo vista como tarea exclusiva de la mujer”, subrayó el licenciado.
La abogada laboral Vivian Santiago Trinidad coincidió en que el marco legal actual deja fuera a los padres del sector privado. Aunque existen recursos como el Family Medical Leave Act, aclaró que este estatuto federal solo aplica a empresas con más de 50 empleados y a trabajadores que hayan acumulado al menos 1,250 horas en un año. Esto deja fuera a un número considerable de empleados en Puerto Rico.
“¿Cómo vamos a promover la corresponsabilidad? ¿Cómo vamos a neutralizar este asunto de asignación de roles por género?”, se preguntó Santiago Trinidad. Para esta, el problema trasciende el ámbito laboral. “Limita las oportunidades de progreso de la mamá, hasta de la contratación, porque eso es así. Es como un efecto dominó”.
Ambos abogados coincidieron en que esta situación exige acción legislativa. Sanabria Montañez resaltó que se puede comenzar enmendando la Ley 3 de 1942, para garantizar los mismos derechos a los padres. Santiago Trinidad, por su parte, sugirió que el Estado explore mecanismos de financiamiento para implementar licencias de paternidad, incluso a través de fondos existentes como los del Fondo del Seguro del Estado.
“¿Tú no crees que si de esa partida ajustamos algo, se pueda tener un fondo para promover el uso de esas licencias?”, propuso.
¿Qué puede hacer hoy un padre del sector privado?
Mientras no se promulgue nueva legislación, las alternativas son limitadas. Santiago Trinidad recomienda que los padres intenten usar sus días de vacaciones bajo la Ley de Vacaciones y Licencia por Enfermedad , aunque advierte que esto puede resultar conflictivo si el patrono considera que se está dando un uso inadecuado al beneficio. Sanabria Montañez aconseja negociar directamente con empleadores. “Siempre con una buena actitud... se le pide que se reconozcan algunos días para poder cuidar a su familia”, comentó.
Desde su perspectiva, permitir que un trabajador forme vínculo con su recién nacido no solo es justo, sino también productivo. “Un trabajador que no esté bien emocionalmente o físicamente va a ser menos productivo. Darle la oportunidad de estar con su familia puede traducirse en un mejor desempeño”, sostuvo.
Una propuesta ignorada
En 2021, el entonces senador independiente José Vargas Vidot presentó un proyecto de ley para remediar esta desigualdad. El Proyecto del Senado 155 proponía crear una licencia de paternidad en el sector privado de hasta 12 semanas; una antes del parto y 11 después. La medida fue aprobada en el Senado, pero se estancó en la Cámara de Representantes.
Según Vargas Vidot, el proyecto fue derrotado por la presión de organizaciones de comerciantes. “Dieron la llora del siglo, parecía María Magdalena, como si fueran a quebrar por una licencia tan importante como esa”, dijo.
Para el exlegislador, la medida representaba una apuesta por la equidad en la crianza. “Era vital porque representaba una relación de responsabilidad que hacía que el padre, desde el principio, pudiera tener la oportunidad que tiene la madre de sentirse en el apego”.
Sanabria Montañez coincidió en la necesidad de revivir la medida o impulsar otras similares. “Es importante que Puerto Rico enmiende la Ley de Madres Obreras para que se le reconozca la misma licencia a los padres y que ambas personas puedan tener la responsabilidad compartida de criar a los hijos”, concluyó.