Hay procesos normales, muy normales, en el ciclo de vida de la mujeres. A veces, son incómodos y requieren de mucha atención y comprensión para atenderlos cuando llegan. La premenopausia es uno de esos procesos y tiene sus particularidades, en especial porque avisa que hay cambios hormonales que preparan al cuerpo para lo que vendrá después, la inevitable y natural etapa de la menopausia.
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Puede que hasta una década antes de que una mujer llegue definitivamente a la menopausia - la edad promedio es a los 51 años - ya comience a experimentar cambios asociados a ese momento en que los ovarios dejan de producir las hormonas asociadas a la sexualidad: el estrógeno y la progesterona, explicó el obstetra y ginecólogo Efraín Vázquez Luna.
“Tenemos que entender que estos son procesos naturales de la vida. Esto va a ocurrir sí o sí. Lo que hay es que educarnos sobre estas facetas de la vida que van ocurriendo según vamos cumpliendo años”, recomendó Vázquez Luna, con práctica en Health Pro Med y Advance ObGyn en Santurce. La disminución dramática del estrógeno y la progesterona en la menopausia es lo que causará la terminación del periodo menstrual y otros cambios evidentes como las sudoraciones nocturnas, la resequedad vaginal, cambios de ánimo, osteoporosis y alternaciones en el metabolismo.
Esos cambios pueden comenzar tan temprano como a los 40 años, cuando la mujer está completamente activa profesionalmente y, usualmente, en plena faena de crianza, si es madre. Desde entonces, puede experimentar ciclos menstruales irregulares, calores sofocantes, sequedad en piel y vaginal, caída del cabello y hasta problemas de incontinencia. En estos casos, de acuerdo con el especialista, “casi nunca los estudios dan una respuesta final y firme de que está en la fase premenopáusica, pero juntando los síntomas se puede llegar a conclusiones”. Además, la perimenopausia está asociada a embarazos con anomalías, porque en esta etapa los óvulos son más propensos a tener accidentes cromosómicos, señaló.
Vázquez Luna describió al estrógeno como la “hormona madre” de la mujer, porque se encarga de que ocurra el desarrollo de los órganos sexuales, la menstruación, y la lubricación y elasticidad vaginal Mientras, la progesterona se libera para sostener el embarazo, en caso de fecundación o completa el ciclo menstrual, limpiando la matriz. También se relaciona directamente con la líbido. Por eso, cuando su producción se agota, todo eso se afecta.
El médico recordó que existen tratamientos de reemplazos hormonales que ayudan a la paciente a controlar sus síntomas y a sentirse mejor. Estos tratamientos incluyen los llamados “pellets” de moda que, aunque no están aprobados por la FDA, sí son utilizados a nivel clínico. Sin embargo, recalcó que estos tratamientos deben siempre estar acompañados de seguimientos y los estudios preventivos anuales contra el cáncer de mama.
“Si tienen esta serie de síntomas, que busquen evaluación médica. Existen alternativas que se planifican para cada persona. La prevención, la rutina de sus chequeos y dialogar con sus médicos para conocer las opciones es lo que corresponde. No hay por qué sufrir”, afirmó el ginecólogo.