La comunidad científica quedó asombrada luego de que el planeta Tierra recibiera la ráfaga de una estrella muerta tan cargada de energía que los científicos no pueden explicar.
Esto según se detalló en el artículo que describe estos hallazgos, ‘Discovery of a Radiation Component from the Vela Pulsar Reaching 20 Teraelectronvolts’ (que en español sería Descubrimiento de un componente de radiación del púlsar Vela que alcanza los 20 teraelectronvoltios), publicados este jueves en la revista Nature Astronomy.
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El estallido de rayos gamma, que se originó en una estrella muerta conocida como púlsar, resultó ser la emisión de energía más alta de su tipo jamás vista. Fue equivalente a unos diez billones de veces la energía de la luz visible, o 20 teraelectronvoltios.
Los investigadores detrás de este avance no pueden explicar con exactitud qué tipo de circunstancia provocaría que un púlsar emita una energía tan intensa y afirman que “requiere repensar cómo funcionan estos aceleradores naturales”.
“Estas estrellas muertas están compuestas de neutrones casi en su totalidad y son increíblemente densas: una cucharadita de su material tiene una masa de más de cinco mil millones de toneladas, o alrededor de 900 veces la masa de la Gran Pirámide de Guiza”, explicó Emma de Oña Wilhelmi, científica del observatorio del Sistema Estereoscópico de Alta Energía en Namibia que detectó la explosión.
Los púlsares se forman cuando una estrella muere, explota en una supernova y deja tras de sí una pequeña estrella muerta, que tienen solo 20 kilómetros de diámetro y giran extremadamente rápido con un poderoso campo magnético.
A medida que estos giran, lanzan rayos de radiación electromagnética como un faro cósmico. El proceso supone que alguien en un lugar, como la Tierra, verá los pulsos de radiación destellar a un ritmo regular a medida que pasan girando.
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Cuando los científicos hicieron el experimento con el púlsar de Vela analizado en el nuevo estudio, descubrieron que era el más brillante jamás visto en la banda de frecuencia y la fuente persistente más brillante en los gigaelectronvoltios. Pero la nueva investigación encontró que una parte de la radiación se compone de energía aún más alta.
“Tiene aproximadamente 200 veces más energía que toda la radiación detectada antes de este objeto”, observó el coautor Christo Venter de la Universidad Noroeste de Sudáfrica.