Millones de personas alrededor del mundo padecen algún tipo de fobia. Algunas le tienen pánico a las alturas, otras le tienen fobia a las arañas y otros a los espacios cerrados.
Si de repente has sentido miedo a estar en espacios abiertos, con mucha gente y te sientes muy vulnerable, puede ser que estés sufriendo agorafobia, un trastorno de ansiedad que se caracteriza por el miedo intenso y persistente a situaciones o lugares en los que la persona se siente vulnerable o atrapad
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Esta condición puede afectar significativamente la vida de quienes la padecen, limitando su capacidad para realizar actividades cotidianas y disfrutar de una vida plena.
¿No sabes si sufres de agorafobia? Te compartimos los síntomas
A continuación, te presentamos los síntomas más comunes de la agorafobia.
Miedo a los espacios abiertos
Las personas sienten un temor desproporcionado a estar en espacios abiertos, como por ejemplo plazas o parques muy concurridos o calles muy transitadas. El miedo que los invade va relacionado a que sienten que no pueden escapar o pedir ayuda en caso de necesitarla, indican en Medline Plus.
Miedo a viajar
Aunque muchos disfrutan viajar, las personas con agorafobia pueden experimentar una ansiedad extrema al tener que viajar, ya sean rutas cortas en transporte público o rutas más largas en autobuses, trenes o aviones. Sienten miedo a quedar atrapados y no poder escapar.
Evitar situaciones sociales
Quienes sufren de agorafobia se les dificulta a veces la interacción social, ya que suelen evitar eventos sociales masivos o situaciones en las que puedan sentirse expuestas o juzgadas, como fiestas, reuniones o incluso encuentros con amigos cercanos.
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Otros síntomas compartidos son:
- Dependencia de otros
- Sentimientos de separación o distanciamiento de los demás
- Sentimientos de desesperanza
- Sensación de que el cuerpo es irreal
- Sensación de que el ambiente es irreal
- Tener temperamento o agitación inusuales
- Permanecer en la casa por períodos prolongados
También, pueden aparecer síntomas físicos como molestia o dolor torácico, asfixia, mareo o desmayo, náuseas o molestias estomacales, corazón acelerado, dificultad para respirar, sudoración y temblores.
Si de repente sientes algunos de estos síntomas y son muy persistentes, el primer paso es tomar terapia conductual cognitiva para tratar este diagnóstico por la vía terapéutica y de ahí determinar si se requiere el uso de algún tipo de medicamento.
Recuerda que la agorafobia es una condición tratable y que con el apoyo adecuado es posible recuperar el control sobre tu vida y enfrentar los desafíos que esta fobia presenta.