No hay puertorriqueño que se resista a un buen mofongo, unas crujientes arañitas o unos tostones, pero confeccionados con plátanos de aquí. Son muchas las manos que se levantan al amanecer para cultivar este fruto que proporciona tanto placer al paladar.
Unas de estas son las de Pedro Hernández, propietario de la finca CJA, las iniciales de los nombres de sus retoños Camila de diez años, Jenilian de siete años, y la menor, Alanis, con cinco años.
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Motivado por sus hijas, Pedro dejó a un lado sus estudios en ingeniería civil para dedicarse a la agricultura, una pasión que lleva en la sangre. El joven agricultor, que viene de una segunda generación de agricultores, comienza su día desde las 5:00 de la mañana para atender sus cultivos de plátanos, ajíes y variedad de pimientos.
Actualmente cultiva una variedad de los plátanos Maricongo, ajíes dulces Bonanza y pimientos Cubanelle. También siembra calabazas y melones.
“Comencé con muchas dificultades pero actualmente cuento con la asesoría de un equipo de agrónomos (uno de ellos es su tío), que me ayudan a detectar el mejor suelo positivo o lo que necesite el terreno para tener una buena producción”, explicó Hernández.
“Estudié ingeniería civil y me gusta mucho la construcción, pero amo la agricultura porque pienso que muchas personas se pueden alimentar con esto, y es lo que quiero hacer hasta que me muera. Mis hijas están bien orgullosas de su papá, y Alanis, si la dejan está conmigo todo el día”, relató a Sabrosia.PR. A la menor del hogar le encanta ayudar a papá a sembrar, particularmente los ajíes.
Su mayor satisfacción es que ha impactado a muchos distribuidores locales, supermercados y consumidores que le compran directamente en la finca por citas previas.
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“Tengo muchos proyectos en mente y más adelante también me gustaría exportar los productos”, compartió.
A los futuros agricultores les recomendó “trabajar la tierra con pasión”.
“Esto te tiene que gustar de verdad porque van a encontrar muchos tropiezos en el camino, pero si les gusta y aman lo que hacen, van a lograr sus sueños. La agricultura está sujeta a muchos cambios, como por ejemplo, los cambios climáticos que son una de las principales dificultades”, consideró.
Por otro lado, exhortó a los consumidores a apoyar a los agricultores locales.
“A pesar de todos los obstáculos en Puerto Rico tenemos productos de muy buena calidad y exhorto a las personas a que continúen apoyando lo que se cultiva en la isla”, señaló.
Según explicó, para determinar si un plátano es de buena calidad, su cáscara debe ser más suave, entre otros aspectos.
“La mayoría de las personas prefieren los plátanos del sur porque son más blancos, gordos, largos y su cáscara es más suave, más fácil de manejar. Los plátanos que se cultivan en las montañas tienden a tener una cáscara más dura, más áspera y son más obscuros”, puntualizó.
En un futuro, Hernández también proyecta desarrollar recorridos para los interesados en conocer de primera mano los cultivos y adquirir los frutos directamente en la finca, que cuenta con su propio sistema de riego por goteo, y está ubicada en el barrio Pitahaya de Arroyo.