Por primera vez en la historia de la red, el flujo de datos generado por agentes automatizados, bots y rastreadores de Inteligencia Artificial ha superado al tráfico producido por usuarios humanos.
Este fenómeno, impulsado por la carrera de la IA generativa, plantea nuevos desafíos para la infraestructura global y la veracidad de las métricas digitales.
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De acuerdo con informes recientes sobre el estado de la red, el tráfico de internet ha alcanzado un hito crítico: los bots (tanto “buenos” como maliciosos) y los rastreadores de IA representan ahora más de la mitad de toda la actividad online a nivel global. Esto significa que, estadísticamente, es más probable que una interacción en un servidor sea iniciada por un algoritmo que por una persona.

Este crecimiento exponencial se debe principalmente a la necesidad de las empresas tecnológicas de alimentar sus modelos de lenguaje (LLM). Estos rastreadores recorren millones de sitios web cada segundo para extraer datos, textos e imágenes, saturando el ancho de banda global en una escala nunca antes vista.
¿Por qué este aumento masivo de la actividad robótica?
El fenómeno no es casual y responde a tres factores tecnológicos clave que están reconfigurando la red. Empresas como OpenAI, Google y Meta despliegan “crawlers” (rastreadores) cada vez más agresivos para recolectar información fresca y mantener actualizados sus modelos. La competencia por el dato es la nueva “fiebre del oro” digital.
Gran parte de este tráfico es “benigno”. Incluye herramientas que indexan sitios para motores de búsqueda, verifican que las páginas estén activas o monitorizan vulnerabilidades de seguridad en tiempo real.
Los bots de “mala reputación” también han evolucionado. Se utilizan para realizar ataques de denegación de servicio (DDoS), robo de credenciales (credential stuffing) y scraping de precios o inventarios para competencia desleal.
Consecuencias: Saturación y la “Muerte” de las métricas
El hecho de que las máquinas dominen el tráfico tiene consecuencias directas para las empresas y los usuarios:
- Costos de Infraestructura: Los propietarios de sitios web deben pagar por un ancho de banda que no consume su audiencia real, sino máquinas que extraen sus datos. Esto ha llevado a una batalla técnica donde muchos sitios bloquean activamente a los rastreadores de IA.
- Métricas de Marketing Distorsionadas: Para las marcas, es cada vez más difícil diferenciar entre un cliente potencial y un bot sofisticado que imita el comportamiento humano. Esto pone en duda la efectividad de la publicidad digital tradicional.
- Sostenibilidad: El consumo energético de los centros de datos necesarios para procesar este tráfico masivo de máquinas tiene un impacto ambiental creciente, obligando a repensar la eficiencia del protocolo actual de internet.
Este escenario confirma que nos dirigimos hacia una “web sintética”, donde la mayoría del contenido es creado por máquinas y, ahora, también consumido y transportado por ellas.

