En medio del ruido por el paquete salarial multimillonario que los accionistas de Tesla aprobaron para Elon Musk, Billie Eilish encendió la mecha: historias en Instagram, gráficos, y un mensaje sin maquillaje que cuestiona la distancia entre fortunas récord y crisis humanitarias.
Te puede interesar: [Elon Musk señala cuál será la clave para ganar en la “guerra del futuro”]
El post combinó números, ironía y una acusación frontal —“patético cobarde”— que volvió tendencia la pregunta de fondo: qué se puede (y debe) hacer con tanto dinero.
El “bono” de Tesla y el elefante en la habitación
El acuerdo votado por los accionistas prevé que Musk reciba opciones de acciones condicionadas a metas de largo plazo: capitalización de mercado descomunal, millones de autos vendidos y despliegues de robotaxis y humanoides.
Sobre el papel, ese esquema podría empujarlo a convertirse en el primer trillonario si todos los objetivos se cumplen. Para críticos y defensores, hay un punto en común: la cifra abruma y coloca el foco en la brecha entre la economía real y la compensación ejecutiva.
Eilish en modo altavoz: cifras, ironía y una acusación
En Instagram, Eilish compartió infografías que sugerían escenarios: combatir el hambre mundial, reconstruir zonas devastadas —como Gaza— o financiar programas sociales a escala. Tras el carrusel de números llegó el tiro de precisión: “patético cobarde”.

No fue un exabrupto aislado, sino parte de un discurso sostenido que la artista viene empujando en entregas recientes de premios y eventos públicos.
Activismo con recibos: del micrófono al presupuesto
Solo días antes, en los WSJ Magazine Innovator Awards, Eilish había interpelado a la audiencia —repleta de multimillonarios— con un mensaje directo: la gente necesita empatía y ayuda ahora.
Allí soltó otra bomba retórica —“Si eres multimillonario, ¿por qué lo eres?”— y remató con un “Regalen su dinero” que no dejó dudas sobre el tono.
Para evitar el cinismo fácil, acompañó la prédica con un anuncio: donará 11,5 millones de dólares de su gira Hit Me Hard and Soft a equidad alimentaria, justicia climática y reducción de huella de carbono.
En sus conciertos, además, impulsó medidas de sostenibilidad y opciones veganas, reforzando la idea de coherencia entre discurso y práctica.
Musk como símbolo (y las preguntas que incomodan)
La crítica de Eilish no se limita a Musk: lo toma como símbolo de una época donde la concentración de riqueza convive con emergencias crónicas. Su mensaje sugiere una obligación moral: si una fortuna puede transformar realidades —desde el hambre global hasta la reconstrucción de territorios—, ¿por qué no lo hace a escala visible y verificable?
En paralelo, el “mega bono” de Tesla vuelve a exponer el debate sobre compensaciones: ¿premio a la innovación y al riesgo… o una distorsión en un mundo con desigualdades crecientes?
¿Y ahora qué?
Entre aplausos y críticas, el episodio logró su objetivo: poner el tema en agenda.
La discusión que sigue es menos viral pero más importante: transparencia en cómo se calculan estos paquetes, mecanismos de contribución (filantropía estratégica, impuestos, compromisos vinculantes) y rendición de cuentas.
Te puede interesar: [¿Elon Musk quiere crear la IA “Waifu” definitiva?]
Eilish ya tomó postura y puso dinero sobre la mesa. Musk, por su parte, seguirá siendo la figura más polarizante del tablero. La pregunta permanece: cuando el capital puede cambiarlo todo, ¿cuál es el plan?
