En un mundo donde la dependencia de los combustibles fósiles es una de las principales preocupaciones ambientales, la industria del plástico ha sido un punto de atención. Se estima que el 95% de los plásticos que se producen globalmente se fabrican a partir de petróleo y gas, lo que contribuye a la contaminación y al cambio climático. Ante este desafío, la ciencia ha buscado nuevas alternativas. Una prometedora investigación ha surgido desde Japón, donde un equipo de bioingenieros ha logrado una solución para producir plásticos biodegradables sin depender de estos recursos.
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El avance, liderado por científicos de la Universidad de Kobe, se enfoca en la bioproducción de plásticos. El objetivo es encontrar una alternativa de alto rendimiento al plástico PET, que se utiliza masivamente en la fabricación de envases y textiles. Este desarrollo sienta las bases para una nueva era en la producción de materiales, utilizando organismos vivos para sintetizar polímeros que podrían reducir la huella de carbono de la industria.

La bacteria que transforma la glucosa en un futuro sostenible
El equipo de bioingenieros logró utilizar el metabolismo de la bacteria Escherichia coli para producir un monómero llamado ácido piridinodicarboxílico (PDCA) a partir de glucosa. El PDCA es un compuesto que se considera respetuoso con el medio ambiente y que posee propiedades físicas comparables o incluso superiores a las del PET.
El gran avance de esta investigación reside en la eficiencia del proceso de producción. A diferencia de los métodos de bioproducción anteriores, este nuevo proceso permite que la bacteria asimile nitrógeno y sintetice el compuesto de principio a fin, lo que elimina la formación de subproductos no deseados. El resultado es una concentración de PDCA más de siete veces superior a la de los métodos previos, lo que demuestra un paso significativo hacia una producción más eficiente.

El impacto de la bioproducción: más allá del petróleo
El logro de los bioingenieros japoneses representa un hito en la búsqueda de alternativas al plástico derivado de los combustibles fósiles. Al utilizar una bacteria que produce un compuesto plástico a partir de recursos renovables como la biomasa, la investigación abre una puerta a un modelo de producción más sostenible. Este tipo de avances podría reducir la dependencia de la industria del petróleo, ayudando a mitigar el impacto ambiental asociado a la extracción y procesamiento de hidrocarburos.
Además, el PDCA no solo es un sustituto potencial del PET, sino que también ofrece un rendimiento físico similar o mejor, lo que demuestra que las alternativas sostenibles no tienen por qué sacrificar la calidad. Este hallazgo sienta un precedente importante y refuerza la idea de que la tecnología de bioingeniería puede ofrecer soluciones concretas a problemas ambientales globales.
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El desafío de la producción masiva: un obstáculo por superar
A pesar de haber superado un obstáculo importante en el proceso de bioproducción, los investigadores aún enfrentan un desafío clave antes de que esta tecnología pueda llegar al mercado a gran escala. El texto señala que se debe encontrar una solución más rentable para la producción masiva. Si bien la ciencia ha demostrado que es posible producir el PDCA de manera eficiente, el costo de este proceso aún debe ser optimizado para competir con el bajo precio de los plásticos derivados del petróleo.

Este reto económico es el principal factor que frena la producción a escala industrial. Sin embargo, el avance científico ya ha sentado las bases para la síntesis microbiana de plásticos a gran escala, lo que acerca un paso más la producción práctica de bioplásticos de alto rendimiento y ofrece una perspectiva optimista para el futuro de la industria.