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Tu nombre podría estar boicoteando tu búsqueda de trabajo, dice un estudio

¿Estás de acuerdo?

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Female,Hr,Employee,Looking,At,Cv,Resume,To,Hire,Candidates, Foto de referencia: Convocatoria trabajo (Shutterstock)

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Puede sonar como excusa de alguien que no actualiza su CV desde 2012, pero un nuevo estudio lo confirma: tu nombre podría estar jugando en tu contra al buscar trabajo. Sí, aunque tengas mil habilidades y una carta de presentación digna de Oscar, el simple sonido de tu nombre podría estar influyendo en si te contratan… o no.

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¿Cómo puede un nombre meterte el pie?

Investigadores de la Universidad de Carleton, en Canadá, descubrieron que los nombres tienen una especie de “vibra sonora” que activa ciertos sesgos en la mente de quienes contratan. En pocas palabras: hay nombres que, al sonar, parecen más amables, confiables o creativos... y otros que no tanto.

¿Ejemplos? En el estudio se usaron nombres como Molly, Katie, Liam o Tate. Nombres que suenan suaves y que, al parecer, despiertan asociaciones positivas.

Los investigadores notaron que los candidatos con nombres de este estilo fueron más elegidos para roles que valoraban cualidades como honestidad, humildad o amabilidad.

El efecto “Bouba-Kiki” y tu nombre

Esto no es nuevo en el mundo de la psicología. Existe un fenómeno llamado “bouba-kiki”, donde las personas suelen asociar palabras suaves como “bouba” con formas redondeadas y amables, mientras que “kiki” suena más puntiagudo y agresivo.

Pues bien: lo mismo podría estar pasando con los nombres. Y no, no tiene nada que ver con tu origen, raza o clase social —el estudio se centró solo en la fonética, es decir, cómo suena el nombre.

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¿Y si también ven tu foto?

Ahora, ¿qué pasa si además del nombre ven tu cara? Pues el efecto baja… pero no desaparece. En los experimentos, los reclutadores seguían mostrando cierta preferencia por los nombres “agradables” incluso cuando había fotos o entrevistas de por medio. Así que, sí: la primera impresión también entra por los oídos.

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¿Y ahora qué?

No se trata de que cambies tu nombre en LinkedIn ni de que firmes como “Bouba Martínez” en tu próximo currículum. Pero sí es un buen recordatorio de que los sesgos existen, incluso en los procesos que creemos objetivos.

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