Con Donkey Kong Bananza, el clásico simio de Nintendo abandona las plataformas tradicionales para ofrecer un mundo completamente “demolible” en Switch 2. Aunque la crítica aplaude su originalidad y potencia gráfica, la velocidad de destrucción y los bruscos movimientos de cámara están provocando mareos e inconformidades en sesiones de juego de más de media hora.
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El caos de la cámara: zooms y vibraciones al límite
Cada palmo de escenario en Bananza puede convertirse en escombros al primer puñetazo. Con ello vienen barridos de cámara rapidísimos, sacudidas vírales y toneladas de rocas flotando. El resultado es un espectáculo visual estremecedor… y también una de las principales causas de fatiga ocular y vértigos.
Muchos jugadores informan que, tras treinta o cuarenta minutos, sienten que su estómago da vueltas junto al plano de juego.
Destrucción a toda velocidad: emoción o tormento
La destrucción en tiempo real es el gran aliciente de esta entrega, pero también su talón de Aquiles para los estómagos más sensibles. El ritmo frenético —tan apreciado por unos— deja a otros con la sensación de “montaña rusa” cada vez que Donkey comienza a demoler un acantilado entero buscando plátanos gigantes.
Lo que para unos es adrenalina pura, para otros equivale a jornadas de “cabeza aturdida y náuseas repentinas”.
No eres tú, es tu tolerancia
Este fenómeno no es exclusivo de Bananza. Basta recordar aquellos FPS clásicos o sesiones de realidad virtual para comprender que cada persona tiene un umbral distinto ante movimientos de cámara bruscos.
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Mientras algunos jugadores sufren mareos en su primer nivel, otros pueden devorar horas de Bananza sin pestañear. Lo clave es reconocer tus propios límites antes de lanzarte a una maratón demolición.
Ajustes de cámara que alivian el malestar
Aunque no existe un “antídoto” universal, Bananza incluye opciones para atenuar sus efectos más extremos. Reducir la sensibilidad horizontal y vertical de la cámara a “normal” o “baja”, desactivar el control por movimiento y limitar la vibración de la cámara ayudan a suavizar los sacudones.
Con estas modificaciones, la experiencia sigue siendo intensa, pero el cuerpo lo agradecerá.
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¿La próxima vez, descanso o partida breve?
Si Donkey Kong Bananza te deja hecho un cuadro tras cuarenta minutos, prueba sesiones más cortas: cinco o diez minutos de juego seguidos de un descanso y mirada al horizonte pueden ser la diferencia entre placer y mareo. Así podrás gozar de la revolución demoledora de Switch 2 sin terminar pálido en el sofá.