La expectativa por la llegada de una nueva consola siempre genera entusiasmo, pero los usuarios que disfrutan de reparar o modificar sus dispositivos podrían llevarse una decepción. Según el reconocido portal especializado iFixit, la Nintendo Switch 2 presenta serias dificultades para su reparación.
Tras desmontar el equipo por completo, los expertos le otorgaron una puntuación de 3 sobre 10 en su escala de reparabilidad, una calificación inferior incluso a la de la consola original, cuya evaluación fue actualizada recientemente, descendiendo de 8 a 4 bajo los nuevos estándares de 2025.
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El mayor obstáculo es, una vez más, la batería. Sigue pegada con un adhesivo de esos que parecen más aptos para escalar paredes que para sujetar componentes. Quitarla requiere alcohol isopropílico, herramientas especiales y una gran dosis de paciencia.
El pegamento de Nintendo no solo complica la vida, también se desintegra en el proceso, dejando un desastre difícil de limpiar.
Más tornillos, menos soluciones
Nintendo también mantiene su tradición de usar tornillos de triple punta, esos que no encontrás en ningún cajón común. Y para hacerlo aún más interesante, muchos están escondidos bajo pegatinas que se rompen al quitarlas.
Nada dice “no lo intentes en casa” como eso. Además, ni la Switch original ni la Switch 2 tienen manuales oficiales de reparación ni piezas de recambio disponibles para el público. Si quieres arreglarla, necesitas alternativas de terceros... y suerte.
Hay algunas pequeñas victorias: componentes como los altavoces, el lector de tarjetas microSD o el ventilador son relativamente fáciles de desmontar.
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Pero eso no compensa lo que viene después: el lector de tarjetas de juego ahora está soldado a la placa base —al igual que en la Switch Lite—, y la consola usa tres tipos distintos de pasta térmica, que con el tiempo se solidifican, complicando aún más cualquier reparación.
Joy-Cons con el mismo problema… y menos solución
¿Pensabas que los nuevos Joy-Con serían más fáciles de reparar? Nada de eso. Son más complicados de desmontar, y encima mantienen la misma tecnología de potenciómetro que causó el infame “drift” de la generación anterior.
¿La diferencia? Ahora es aún más difícil reemplazarlos o instalar alternativas más duraderas como los de efecto Hall.
En resumen: la Nintendo Switch 2 puede ser una consola divertida para jugar, pero si se rompe... mejor que tengas cerca a un técnico (y un buen presupuesto).