Sabrosía

Pan sobao con bacalaíto y malta fría: glorioso ritual mañanero en Barranquitas

No aparece en los menús de los grandes restaurantes, pero sí en la memoria colectiva de los barranquiteños.

Fotos Lynet Santiago Túa
Fotos Lynet Santiago Túa Pan sobao con bacalaíto de Barranquitas.

Barranquitas — Hay paradas que no aparecen en los mapas turísticos, pero que cuentan la historia viva de un pueblo. En el Paseo Toño Vélez, justo frente al CESCO de Barranquitas, existe un kiosco que ha ganado fama por una sencilla —pero gloriosa— combinación: pan sobao con bacalaíto y una malta India bien fría.

No tiene letrero llamativo ni menú extenso, pero basta con acercarse temprano en la mañana para entender por qué es una parada obligatoria para todo el que baja a hacer diligencias en el pueblo.

El olor a bacalaíto recién frito se mezcla con el aroma dulce del pan sobao, creando una irresistible fusión de sabores que despierta a cualquiera antes del primer sorbo de café.

“El kiosco de los bacalaítos es una tradición de aquí. Lleva más de 40 años”, explicó a Sabrosía el nieto de la fundadora, Malén, una de las vendedoras más queridas del área. “El que venga al pueblo sin comerse su pan con bacalaíto, no vino de verdad a Barranquitas”.


El ritual es simple, pan sobao dulce con un bacalaito dorado, crujiente por fuera y jugoso por dentro. Por el lado, una malta bien fría que completa el “combo” perfecto.

Si algún día pasas por Barranquitas, déjate tentar por esta joya de pueblo.

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