La Romana, República Dominicana – En la costa sureste de República Dominicana se esconde un paraíso incomparable, donde conviven la alta gastronomía, la aventura deportiva, el entretenimiento, el descanso absoluto, campos de golf de clase mundial y un servicio que se ha convertido en leyenda.
Ese paraíso tiene nombre: Casa de Campo Resort & Villas, un destino que por más de cincuenta años ha marcado la historia del turismo en La Romana. Como bien resume su representante de relaciones públicas y mercadeo, Sarah Pelegrin, “es mucho más que un hotel, es familia, un paraíso”. Una definición que cobra vida en cada rincón y que pudimos experimentar de primera mano.
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Gastronomía que viaja por el mundo
Uno de los grandes placeres de Casa de Campo es sentarse a la mesa. Con más de 30 restaurantes distribuidos entre la Marina, Playa Minitas, Altos de Chavón y la zona principal, el resort invita a recorrer culturas y sabores sin salir de la propiedad. Desde las propuestas locales de La Caña o Restaurante Lago, hasta experiencias internacionales como Causa Restaurant, Chilango Taquería, La Piazzetta y La Casita, la diversidad culinaria es tan amplia como refinada.
El paquete todo incluido abre las puertas a bares, food trucks y cafés como Bar Coco Mar, Bar Safari, Massa o The Spa Café, acompañados de bebidas premium y una coctelería de clase mundial. Solo dos restaurantes –Playa Minitas y Biggie’s en la Marina– quedan fuera de este paquete, aunque están disponibles mediante una tarifa adicional.
Un universo en sí mismo
Con más de 7,000 acres, Casa de Campo es mucho más que un resort: es una comunidad residencial con 2,000 villas privadas, 325 habitaciones de hotel y el recién inaugurado Premier Club, un “hotel dentro del hotel” con 58 suites de lujo, recepción privada y diseño contemporáneo que complementa la esencia clásica de las villas originales.
La experiencia se expande con cabalgatas, tenis, tiro al plato, kayak por el río, excursiones a las Cuevas de las Maravillas o pesca deportiva en la marina. Todo bajo un servicio que se distingue por su cercanía y atención al detalle.
“Si vas al desayuno y regresas al día siguiente, el camarero te recibirá diciendo: ‘¿Quiere el mismo juguito que ayer?’. Esos detalles son lo que hacen la diferencia y lo que a la gente le gusta”, asegura Pelegrin.
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Esa hospitalidad ha sido reconocida por Forbes, Condé Nast y World Golf Awards, que han premiado tanto sus experiencias gastronómicas como su legendario campo Teeth of the Dog, diseñado por Pete Dye y considerado el mejor del Caribe.
Cultura, conciertos y exclusividad
En Altos de Chavón, un pintoresco “pueblito” mediterráneo del siglo XVI recreado en piedra, se concentran la vida cultural y artística del resort: galerías, museos, talleres de artesanos y un anfiteatro con capacidad para 5,000 personas, escenario de artistas de renombre mundial.
Casa de Campo también celebra festivales y actividades exclusivas para sus huéspedes y residentes, abriendo sus puertas al público en ocasiones especiales como conciertos en el anfiteatro.
Un paraíso cerca de Puerto Rico
Más allá de su infraestructura, lo que realmente distingue a Casa de Campo es su gente. Esa mezcla de lujo, cultura y hospitalidad ha permitido que el resort se mantenga como referente internacional durante cinco décadas, atrayendo a visitantes de todo el mundo, incluidos cada vez más puertorriqueños.
Gracias a los vuelos directos de Arajet entre San Juan y República Dominicana, y su ubicación estratégica a solo 45 minutos de Punta Cana y Santo Domingo, Casa de Campo se consolida como un destino completo y accesible. Un lugar donde se respira exclusividad, pero también cercanía; donde cada detalle construye memorias inolvidables.
Un paraíso que, como bien dice Pelegrin, “no necesita más descripción”.
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