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12 mujeres boricuas se dejarán lavar los pies en Semana Santa

El gesto litúrgico que antes era reservado exclusivamente para los hombres, tendrá en esta ocasión a las mujeres como protagonistas

«Después de una atenta ponderación he llegado a la deliberación de aportar un cambio en las rúbricas del Misal Romano. Dispongo por lo tanto que se modifique la rúbrica en la que las personas elegidas para el lavatorio de los pies deban ser hombres o muchachos, de manera que, a partir de ahora, los Pastores de la Iglesia puedan elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del Pueblo de Dios», escribió el papa Francisco el 20 de diciembre de 2015 al Cardenal que preside la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, dando así un vuelco histórico al rito del lavatorio de los pies del Jueves Santo.

 

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Estas letras de Francisco, líder universal de la Iglesia católica, se han convertido en normativa litúrgica de obligado cumplimiento para todas las diócesis del mundo. En Puerto Rico, la mayoría de los sacerdotes, así como el pueblo laico, las han recibido con alegría. Por tanto, esta Semana Santa será histórica también en la Isla, pues por primera vez habrá mujeres a las que se les lavarán los pies imitando el gesto que Jesús hizo con sus Apóstoles la noche antes de ser crucificado (Jn. 13, 5-17).

 

“Estoy emocionada y agradecida a Dios porque he sido de las primeras mujeres en Puerto Rico en haber sido seleccionada para que me lavaran los pies el Jueves Santo. Cuando el sacerdote de mi comunidad dijo que este año escogerían a mujeres grandes y virtuosas para participar del lavatorio de los pies, pensé en muchas otras menos en mí. Desde el Domingo de Ramos estoy bien alegre. Le doy gracias al Señor y le pido que me ayude a perseverar y a hacer más por mi Iglesia, como lo hizo mi madre, quien falleció y era una santa”, expresó a Metro Anie Rivera, feligrés de la Capilla Santa Ana en el municipio de Coamo.

 

Tradicionalmente la Iglesia católica había reservado este gesto litúrgico para los hombres. La razón principal para esta reserva se justificaba en que los doce Apóstoles eran hombres. No obstante, tras años de intensa reflexión teológica sobre el tema, se ha visto que este gesto no debía ser interpretado de manera exclusiva para los hombres, pues la misión apostólica de la Iglesia es compartida por todos, hombres y mujeres. “Pienso que el papa, con este gesto, nos igualó a todos”, manifestó Rivera.

 

Según el biblista protestante Efraín Valverde, el cristiano debe aprender a distinguir entre los mandamientos del Señor y las costumbres “que son solamente un fenómeno cultural que muchas veces aparece ligado a la religión”. El hecho de que una costumbre repercuta entre las iglesias del primer siglo – explica –, no significa que debe ser un mandamiento de estricta observancia. En este caso, el gesto del lavatorio de los pies que hizo Jesús, aunque cargado de un sentido religioso muy fuerte, no deja de ser uno cultural dirigido a todas aquellas personas que desean ser fieles seguidores de su Maestro. Esta distinción no es posible, por ejemplo, en el asunto del llamado sacerdocio femenino, ya que su institución no responde a una motivación cultural, sino a la expresa voluntad divina.

 

Este nuevo mandato pontificio ha hecho que reviva dentro de algunos los círculos teológicos internacionales – protestantes y católicos –, el deseo de ahondar cada vez más sobre el papel de la mujer en la Iglesia. En el caso de la Iglesia católica, las mujeres son casi el 54 por ciento de toda la feligresía mundial. “El papel de la mujer en la Iglesia es grande. De ahora en adelante la mujer debe reflexionar mucho mejor en el servicio particular que ofrece al mundo desde la Iglesia, a ejemplo de María, la madre de Jesús. ¡Nunca pensé ver esto! Que el sacerdote me lave los pies, es una bendición”, dijo Rivera, quien entiende que el primer papa latinoamericano es un signo del final de los tiempos. 

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