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La Conducta de compartir películas de USB en USB

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En un reciente viaje a Cuba, adquirí la aclamada y controversial película Conducta del director cubano Ernesto Daranas. Así pasó cuando un archivo “.mov” fue arrastrado desde una memoria externa (o USB) al escritorio (o desktop) de mi monitor. Todo con fines educativos, valga la aclaración.

A pocos meses de su estreno en febrero de 2014, Conducta comenzó a circular con poco o ningún permiso de sus realizadores por las calles de La Habana y está a la venta en tiendas de películas y música cubana en la isla y en Miami.

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Esta práctica, que se condenaría en algún foro más conservador como conducta pirata, no es un secreto en Cuba. Ante el difícil acceso masivo al Internet y con la presión de la globalización, en la nación caribeña muchos productos culturales nacionales e internacionales se comparten a través de las pequeñas memorias externas que algunos cubanos cargan en sus llaveros, carteras y bolsillos.

Igual que pasa en otras partes del mundo, en Cuba hay negocios particulares dedicados a vender copias de series y películas locales y extranjeras sin poseer derechos de autoría. Fácilmente, encuentras jóvenes cubanos que han visto hasta la última temporada de Game of Thrones, o que estén en el medio de las series Lost y Breaking Bad o que graban y les pasan a sus padres los programas de Caso Cerrado de la cadena Univisión.

Pero estas realidades, o conductas, no son el punto de esta reseña. Más bien conforman una breve descripción de carácter anecdótico y antropológico para dejar saber cómo me expuse inicialmente al filme de Ernesto Daranas.

Con el favor de la crítica y la audiencia local, Conducta fue exhibida por primera vez en la capital cubana el 6 de febrero de este año 2014. Desde ese entonces, el filme ha visitado varias ciudades y salas de cine del mundo, desatando la ovación de muchos espectadores y conocedores del séptimo arte.

El argumento gira en torno a un estudiante de primaria en La Habana, un pionerito de sexto grado, que la pobreza material y la adicción a las drogas de su madre lo obligan a inventárselas para traer “los frijoles a la mesa.” Según presenta la película, para algunos funcionarios del sistema educativo de Cuba el muchacho de 11 años y su realidad son un problema con pocas posibilidades de solución. Lo fácil: enviarlo a una escuela de conducta para que otro bregue con el paquete y lo reformen con mano dura.

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La cinta Conducta, visual y narrativamente bien lograda, te sumerge dentro de distintas dificultades y desafíos sociales que encara la sociedad cubana en la actualidad: las peleas de perros clandestinas, la pobreza económica, la adicción a fármacos y alcoholismo, la incertidumbre jurídica de ciudadanos del oriente de Cuba   que emigran a La Habana (llamados despectivamente Palestinos) y la ausencia de la figura paterna en el hogar.

A su vez, la película de Daranas, producida por el Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC) en colaboración con otras empresas estatales de radio y televisión, aborda el desarrollo de un romance infantil casi imposible. También subraya la importancia de tener buenos maestros y mentores, de esos que hacen la diferencia y transforman las vidas de sus estudiantes.

Conducta es altamente recomendada para acercarnos y sensibilizarnos sobre algunos temas sociales de la Cuba contemporánea. La película te engancha con las historias dramáticas de sus valientes protagonistas. De ese niño, de nombre Chala, que nos da lecciones valiosas de amor y lucha. De esa veterana profesora, Carmela, que se enfrenta al sistema y burocracia porque cree que el rigor y el afecto pueden salvar a las personas.

Para construir el relato narrativo, el director de la cinta se valió de historias de   sujetos de carne y hueso. Muy en la onda del neorrealismo italiano post la Segunda Guerra Mundial, muchos de los niños que salen en Conducta son actores naturales. Ernesto Daranas respondió en una entrevista a un medio cubano a la pregunta sobre en qué se inspiró para realizar este filme sosteniendo que: “En la realidad, en las consecuencias de un cuarto de siglo de periodo especial y el impacto de un grupo de medidas que no han logrado repercutir en la vida real [de los cubanos] de nuestros sectores más humildes… .”

Daranas, quien ha sido director también de Los dioses rotos, fue reconocido con Conducta en las ediciones recientes del Festival de Cine Español de Málaga y en el Havana Film Festival en Nueva York. Este filme también despunta como favorito para representar a Cuba en la candidatura a los premios Óscar en 2015. Parte del éxito de este largometraje se debe a las actuaciones creíbles y conmovedoras de Alina Rodríguez (Candela), Armando Valdés Freire (Chala), Yuliet Cruz (Sonia) y Amaly Junco (Yeny), entre otros actores de primer nivel.

Muy seguramente, si ahora hace una búsqueda online, podría dar con algún enlace al filme completo en una página web de reproducción virtual o “streaming.” No lo habría colgado yo. No me atrevería. Pero esta práctica, como la de pasar entre cubanos y extranjeros información, series o novelas a través de los USBés, es una realidad que nos retrata y acerca a cómo hoy se distribuyen al mundo muchos productos culturales de Cuba.

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