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Opinión de Julio Rivera Saniel: Vieques y el COVID: otra vez la misma piedra

Lee la columna de opinión del periodista Julio Rivera Saniel

Vieques sigue en el olvido. Y esto, tristemente, no solo no sorprende sino que se ha convertido en una norma no escrita que parece aplicarse sólo a las islas municipio. 

Allí muchos de los problemas de la llamada Isla Grande se magnifican al punto de tornarse peligrosos. Y ahora, con el COVID, esa máxima se confirma en mayúsculas. Solo basta con conversar con aquellos profesionales del mundo de la salud que han seguido de cerca el Vieques del coronavirus. Yo lo hice el lunes con la epidemióloga Yanina Bernhardt, la científico encargada del manejo del COVID en Vieques. Y lo que reveló no es otra cosa sino parapelos. 

Primero la tasa de positividad que, aunque variable, se sospecha mucho más alta que la de la “Isla Grande”. Segundo, la falta de controles. Aunque el turismo había sido restringido y en teoría se utilizaba el transporte marítimo solo para residentes, los turistas han estado y continúan llegando vía avión. Los que llegan -aunque no es bueno generalizar- en su mayoría incumplen con los protocolos establecidos por la orden ejecutiva. Algunos alegan que por desconocimiento. Una excusa improcedente porque, cuando se viaja, resulta tarea básica averiguar qué se puede hacer y qué no en el lugar a visitar. La epidemióloga y varios líderes comunitarios apuntan en dirección del hecho que la orden ejecutiva no está disponible en inglés. Pero también están los desafiantes. Bernhardt y los viequenses entrevistados coinciden en que un grupo importante de turistas insiste en violar la órden ejecutiva a pesar que los ciudadanos se les acercan para advertirles. Al escuchar el llamado a colocarse la mascarilla, o a no agruparse en las playas o a no beber en ellas, como le es prohibido a los locales, en el mejor e los casos sonrien y continuan con la violación a la orden. Si en el resto del país el cumplimiento con la orden ha tenido contratiempo, allí el escenario es aún peor ante la ausencia de recursos. Según la líder comunitaria Erica Bolougne, para una población de 10 mil habitantes apenas hay dos patrullas de policías y un contado número de agentes. Ni hablar del personal de Recursos Naturales. ¿LA consecuencia? En Vieques la Orden Ejecutiva es poco más que un papel sin valor.

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Y mientras los casos continúan aumentando, los recursos médicos son mínimos. Para comenzar, en Vieques no hay un hospital. En su lugar, apenas un CDT que no cuenta con una sola cama de intensivo. Entonces, ¿dónde se supone que se ubiquen los pacientes que potencialmente podrían empeorar? La epidemióloga confirmó que en la Isla NEna hay al menos 10 casos pediátricos de COVID-19 y uno de una mujer con 34 semanas de gestación. A pesar de ello, no hay pediatra fijo (solo uno que visita la isla municipio una vez a la semana) y tampoco ginecólogo.

En fin. Aumento de casos, incumplimiento de las medidas de prevención, poco personal para garantizar el cumplimiento y malas instalaciones y servicios médicos. Un escenario que no trae buenos augurios. Un escenario que nos hace recordar cómo Jaideliz Moreno Ventura, una adolescente de 13 años,  murió el 12 de enero 2020 en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Vieques luego de luchar por horas con convulsiones y , según sus familiares, como consecuencia de no recibir tratamiento adecuado. 

Parecería que somos uno de esos malos estudiantes que no aprende de su propios errores y prefiere chocar con la misma piedra.

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