La pandemia que hoy vivimos nos ha afectado de muchas maneras, especialmente en materia económica y educativa. Del mismo modo, como consecuencia del encierro al que estamos obligados, hemos visto que los problemas sociales, como la violencia contra la mujer siguen en aumento.
Para combatir este mal social, hay que ir a la raíz del problema. Nuestra educación, desde la niñez, tiene que ir dirigida a eliminar el discrimen y fomentar la equidad. Esa fue la intención de la Carta Circular de Perspectiva de género aprobada por la administración de Alejandro García Padilla y que el gobierno del PNP eliminó. Es vital educar a nuestras niñas y niños en que todos somos iguales por el simple hecho de ser seres humanos.
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La situación actual que se vive en Puerto Rico en materia de violencia contra las mujeres hace imperativo la declaración de un estado de emergencia en donde se delimiten las estrategias específicas para controlar el problema de la violencia de género y los recursos para ejecutar. Para ello, se debe convocar a todos los sectores pertinentes y organizaciones especializadas en este tema para esbozar los pasos a seguir y trabajar una solución a este mal que nos afecta a todos. Así también, tenemos que exigir un plan contundente que investigue la desaparición de mujeres, otro fatal desenlace de la misma violencia de género.
Existe una marcada inequidad entre el hombre y la mujer, lamentablemente generada por la falta de política pública para educar a nuestra sociedad. Para aspirar a un desarrollo social como país, tenemos que primero reconocer que tenemos un problema y luego identificar las áreas a atender para garantizar equidad entre mujeres y hombres. No se trata solo de proveer herramientas de empoderamiento para su pleno desarrollo, además hay que educar para erradicar la violencia de género en todas sus manifestaciones.
Todos tenemos que comprometernos en apoyar la lucha y adelantar las causas de la mujer desde nuestro entorno familiar. Esta tiene que ser nuestra aspiración como país.