Dos debates de las personas candidatas a la Gobernación donde los aspirantes (HOMBRES) de los partidos que han (des) gobernado el país durante los últimos años han tenido serias dificultades en hilvanar una oración coherente que contenga la palabra género. Cuando se formuló una pregunta o una situación donde se tuviera que abordar la asimetría y los efectos de los requisitos sociales que se le imponen a las personas debido a su sexo biológico, sus caras se transformaban, la voz les temblaba, sudaban y empezaban mezclar palabras diciendo generalidades sin ningún sentido.
En el primer debate mientras la única mujer candidata a la Gobernación debatía con un candidato que abiertamente se opone a los derechos de las mujeres y recibía el apoyo de otro candidato en esos argumentos, el silencio fue la única reacción de los candidatos de los partidos oficialistas. A esa misma candidata la llamaron por su nombre en el debate y no por su título profesional como se hablan entre ellos. En medio del debate recibió un regaño del representante del fundamentalismo que le dijo que ella no sabía de lo que estaba hablando sin que eso la estorbara en su defensa de los asuntos de género.
PUBLICIDAD
El segundo debate colmó la copa. El candidato del Partido Popular trató de contestar de forma abierta una pregunta cerrada que le interpelaba directamente sobre si estaba a favor de la perspectiva de genero. La periodista lo interrumpió y le requirió contestar con un sí o con un no. El candidato contestó que no favorecía la perspectiva de género. Luego de una pausa se intentó corregir de forma incómoda y nuevamente manifestó su incomodidad al tratar de articular una posición que dejara felices a las personas opositoras y favorecedoras. Para sellar su desprecio al género se publicó un video donde el candidato trivializa los asuntos de género con risas cómplices de los que compartían la reunión. Para él lo importante es la economía y la educación, como si esos dos aspectos no tuvieran ningún impacto directo sobre las personas y efectos diferenciados por ser hombre o por ser mujer.
Curiosamente, fue el Partido de ese candidato quien pudo poner en vigor un programa de educación con perspectiva de género y avanzar en asuntos de equidad de las diversidades sexuales. Hoy, su candidato demuestra un atraso conceptual y práctico y una ignorancia pasmosa que lleva a ese Partido a los abismos de los prejuicios y opresiones. Mientras tanto, el candidato del Partido Nuevo Progresista habla de forma general sobre asuntos de género sin explicar por qué su organización política eliminó los programas de perspectiva de género aprobados y puestos en vigor por la pasada administración. Ese candidato tiene que explicar cómo logrará que sus legisladores y legisladoras que han promovido la agenda de la desigualdad apoyen un proyecto distinto fuera de los idearios patriarcales.
La ignorancia de esos candidatos no radica en que son hombres, reside en su abrazo a los idearios de la masculinidad hegemónica. El Senador Dalmau pudo hablar del tema reconociendo los privilegios masculinos y presentar una agenda clara a favor de la igualdad. Tanto en el Partido Independentista, en el Movimiento Victoria Ciudadana y en los mismos partidos Popular y Nuevo Progresista, existen hombres que se han desvestido de los avatares de la masculinidad hegemónica. Ellos han demostrado que hay otra forma de construirse como hombres y desarrollar masculinidades contrahegemónicas y contestarias que reconozcan los privilegios masculinos para trabajar por la equidad. Esa metamorfosis requiere de la perspectiva de género y aprendizaje desde el acompañamiento y las experiencias de las mujeres y sus identidades.
El Partido Nuevo Progesista y el Popular hablan de equidad entre hombres y mujeres sin usar la palabra género. En estos temas tenemos que asumir posturas críticas. La crítica de Horkeirmer que busca la erradicación de la injusticia social. El discurso de la equidad es usado por los grupos que históricamente han oprimido. Los grupos y partidos con proyectos opresores utilizan el discurso de los derechos humanos para acomodar sus agendas de odio. Ocurre lo mismo con los asuntos de género y es ahí donde la perspectiva de género adviene a ser esencial para romper los paradigmas de la hegemonía masculina y todas las violencias que se desprenden de ella.
En el juego de palabras los grupos conservadores hablan que ellos no creen en la perspectiva de género porque es ideológica. Y sí. Tienen razón. La ideología viene de la filosofía para estudiar el origen de las ideas. Las ideologías son ideas que pueden ser políticas, religiosas, culturales o desde una ubicación científica y sociológica. Así que los que se oponen a la perspectiva de género por ideológica, lo hacen desde alguna ideología.
PUBLICIDAD
Esas mismas personas que se oponen a la perspectiva de género hablan de dignidad y equidad entre hombres y mujeres eliminando el género. Le tienen miedo y evitan abordar el género porque ahí se encuentra la raíz de todas las opresiones. Hablar de dignidad y equidad sin el género es tratar de cruzar el puente sin llegar al río. Y en el río del género es que se encuentran las dinámicas de la opresión.
Cuando hablamos de perspectiva de género implica dar una mirada a todas las realidades sociales a base de los requisitos que se imponen de forma diferenciada a las mujeres y los hombres. Esos requisitos producen expectativas en el quehacer de los hombres y las mujeres. De ahí surgen tratos diferenciados, imposiciones y opresión. Asumir la perspectiva de género implica una mirada analítica, histórica y crítica para cuestionar esas instancias y encontrar rutas de transformación. La UNICEF detalla que cuando se asume la perspectiva de género se puede garantizar el acceso a los recursos en igualdad de condiciones. Añade desde la perspectiva, es posible planificar políticas públicas teniendo en cuenta las desigualdades. Finalmente se posibilita la identificación y evaluación de resultados de acciones, políticas públicas y programas para asegurar el avance de la equidad.
La perspectiva de acuerdo con la Cátedra de Género de la UNESCO permite identificar los estereotipos de género en la sociedad para desde esos lentes reconocer la inequidad. Cuando se identifican asimetrías, se busca corregirlas. Desde la perspectiva se elaboran acciones concretas encaminadas a la equidad. Cazés explica que asumiendo el género como categoría de análisis de la realidad se integra a las mujeres desde el reconocimiento de la dependencia, la subordinación, la exclusión y la discriminación a base de prácticas sociales y concepciones culturales.
Un ejemplo de asumir la perspectiva de género es analizar cómo la disminución en los programas sociales producto de la crisis económica precariza y a veces hasta triplica el trabajo de las mujeres en las tareas de cuidado y responsabilidad social que se le imponen. En los países donde se ha implementado las violencias contra las mujeres han disminuido, la equidad ha aumentado, la calidad de vida se ha transformado y el acceso de ellas a los espacios de poder ha aumentado.
Por eso, sin perspectiva de género no hay equidad. Aquella persona que habla de equidad sin la perspectiva de género sabe que desde ese discurso lo que se perpetua es la opresión. Cuando como sociedad asumamos este cambio de paradigma, podremos decir que llegamos al río y estaremos preparados para cruzar el puente de la equidad.