Las primarias del pasado 9 de agosto sirvieron para demostrar al mundo que tampoco podemos llevar a cabo, de forma aceptable, un proceso electoral de dos partido políticos. Miles y miles de electores no pudieron ejercer su derecho al voto ese día de la primaria del Partido Nuevo Progresista (PNP) y del Partido Popular Democrático (PPD) por el desastre de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) encabezada por su presidente, el Lcdo. Juan Ernesto Dávila.
Conocí al juez Dávila posterior a su designación como presidente de la CEE, resultando ser una persona muy afable, accessible y disponible. Como ser humano y profesional del derecho no tengo algo negativo que decir de él porque más allá de dos o tres conversaciones de trabajo, yo como periodista y él como funcionario público, no hemos tenido mayor interacción. No obstante, luego de lo ocurrido en el reciente proceso electoral, no creo que haya muchas personas en Puerto Rico que entiendan que él esté preparado para llevar a los electores a un proceso en noviembre mucho más complejo y abarcador que en el que falló como presidente del organismo electoral.
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El sistema electoral es uno basado en la desconfianza. El que se duerme en la zona de tres segundos se lo limpian. En ese sentido, no creo que el juez Dávila tenga la confianza del pueblo. Evidentemente tampoco la tiene de la inmensa mayoría de los comisionados electorales. ¿Que el domingo siguiente al desastre todo corrió más o menos bien? ¿Y? Eso no borra el desastre del 9 de agosto: miles y miles de ciudadanos esperando, por horas, bajo el sol, con la amenaza del Covid, a que llegaran unas papeletas que jamás salieron de San Juan. ¿Usted quiere borrar ese “detalle” con lo que pasó un domingo después? De hecho, días después no se había terminado el escrutinio.
Fueron innumerables los señalamientos administrativos y operacionales a la presidencia de la CEE. No se hizo simulacro, semanas sin reuniones de los equipos de trabajo, pésima selección de “asesores” para correr un evento tan importante, entre otras tantas. La mancha ya está y no podemos correr el riesgo de otro papelón mundial.
El juez Juan Ernesto Dávila, por lo leído, fue un estudiante con éxitos académicos en la Universidad. Sin embargo, en lo profesional, para el puesto que fue nombrado en la CEE carecía de experiencia adminisrativa y electoral. Con ese poco impactante resumé, el gobernador Ricardo Rosselló lo designó para dirigir una dependencia gubernamental gigantesca, con un presupuesto multimillonario y con unos “cangris” designados por los partidos, que si los dejan…
Aparte de desconfiar en el desempeño operacional del juez Dávila, la desconfianza también fue provocada por su silencio. Los viejitos esperando en las filas, los camioneros esperando el material, los medios demandando que alguien hablara y Dávila eligió guardar silencio mientras Roma ardía. Ese 9 de Agosto, el presidente de la CEE dijo que en su momento renunciaría a su puesto, luego de culminar el proceso primarista. No obstante, con la desconfianza casi general del pueblo y los partidos, parece ahora buscar aferrarse al puesto. ¿Cómo pretender ganarse la confianza del pueblo en 71 días? No está fácil, por no decir que no tiene break en ese intento.
Para sacarlo de su puesto ya han radicado querellas en su contra. Con el nuevo Código Electoral, el proceso es precisamente ese, que se le radiquen querellas y el Tribunal Supremo designa un panel de jueces del Tribunal de Apelaciones que evaluen. Ya fueron designados Juan R. Hernández Sánchez y Felipe Rivera Colón, ambos designados bajo la administración de Luis Fortuño, así como Gina R. Méndez Miró quien fue designada bajo la administración de Alejandro García Padilla. Creo que las razones sobran para que este trío judicial lleve a un cambio en la dirección de la CEE, y así la gobernadora Wanda Vázquez pueda designar a alguien de mayor experiencia administrativa y dominio en la cosa electoral. Si no, esto se puede poner peor de cara a las elecciones.
Juez Juan Ernesto Dávila, ¿necesita el pueblo de Puerto Rico esta controversia? ¿Entiende que habrá reivindicación el 3 de noviembre? Yo creo que la mancha ya está, y lo que puede lograr aferrandose a la presidencia es crear una controversia que haga la mancha en su resumé mucho más grande. Piense en el pueblo, en los electores, más que en usted.