La conexión con las actividades que te resulten placenteras será crucial en el proceso de recuperación. Identifica aquellas cosas que te llamen la atención y colócalas en un “things to do” para que las lleves a la práctica. Muchas veces dar ese paso resulta difícil, pues comprendemos que en ocasiones el estado de ánimo no está activo. Sin embargo, dar el paso hacia la estabilidad emocional que queremos lograr, funciona como un mensaje a nuestro cerebro que hace que nos movamos un poco más fácil hacia nuestra meta, lo que dará paso a que cambie como te sientes. Recuerda, lo difícil es comenzar.
Nadie está exento al desámino, aquí no importa el nivel económico, si naciste bajo el modelo perfecto de familia o no, de qué país vengas o qué cantidad de dinero generes. Todos podemos experimentar sensaciones de cansancio emocional, estrés, ansiedad, tristeza, frustración o desánimo. Son muchas cosas que manejamos en el día, pero en medio de todo eso, debemos sacar el espacio para nosotros mismos.
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Te comparto algunas actividades que podrían ayudarte:
- Escuchar música. Sin duda, la música es magia. Podemos sentirnos mal, pero inmediatamente colocamos alguna música de nuestro agrado, el pensamiento y la emoción comienzan a conectar creando un cambio positivo en la forma en que nos sentimos.
- Practica caminar varios días a la semana. No pretendas comenzar a caminar una hora al día si no eres una persona muy activa. Intenta caminando 3 o 4 días a la semana por periodos de 30 o 15 minutos. Dar el paso es lo importante, luego ya verás cuánto tiempo puedes dedicarle a las caminatas.
- Siéntate y come algo que disfrutes. No lo hagas manejando ni conversando con alguien. Siéntate y disfruta esa comida, aperitivo, bebida o postre que te encante. Esto genera una sensación de bienestar increíble. ¡Tu mente y tu paladar te lo agradecerán!
- Desarrolla alguna manualidad o algo relacionado con el arte. Mucha gente opta por la pintura, otros por la fotografía, el dibujo, las artesanías, entre otros. Identifica si algo de esto llama tu atención y ten la oportunidad de envolverte en lo que elijas.
- Escribe. Escribir es una herramienta importante en este proceso. No siempre tenemos con quien conversar y desahogar lo que sentimos y la escritura nos provee la oportunidad de ventilar en hojas sueltas. Cuando te sientas cargado/a, escribe y si sientes llorar, llora.
- ¡Baila! Bailar libera tensiones, relaja tu cuerpo y atrae sensaciones de bienestar. Solo baila y verás que sí funciona.
- Reconoce tus fortalezas. Toma tiempo para que pienses en tus cualidades positivas. Meditarlas te llevará a un pensamiento positivo y más realista.
- Visualiza como en otras ocasiones has manejado tus emociones cuando te sientes mal. Piensa en cosas que hayas puesto en práctica en esos momentos. Tal vez haya sido dialogar con alguien, enfocarte en tu trabajo, ver una serie que tenías pendiente…
- ¿Qué le dices a alguien cuando se siente mal? Muchas veces somos expertos aconsejando a otros. Toma las palabras que le dices a los demás y hazlas tuyas.
- Reconoce los pequeños y grandes logros. Cada esfuerzo que haces, cuenta. No te eches de menos si hoy haces lo mínimo. Piensa que es un proceso y que poco a poco y paso a paso lograrás más. Resalta lo que has alcanzado (grado académico, trabajo, viajes, compras, salud, etc.)
- Suelta todo lo que estés haciendo. En este caso, soltar significa detenerse y alejar aquello que tal vez te está cargando emocionalmente. No intentes seguir, toma tu tiempo. Detente por un tiempo y luego continúa.
¿Lo intentarás?
La autora de esta columna es trabajadora social.