opinión

Ajuste constante

La experta en salud pública Lilly Rivera aborda las resoluciones de año nuevo y la importancia de porqué nos las imponemos

Escribiendo, lista

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Se acabaron los fuegos artificiales y las fiestas de Año Viejo. Otra vez tenemos la lista de resoluciones, la mayoría de ellas, según estudiosos del tema, se quedan sobre el tintero. Tiene sentido, pues a juzgar por lo que uno oye y ve, el patrón del Nuevo Año comienza con dejadez: dejar de comer en exceso (bajar de peso), dejar de fumar, dejar al marido o a la esposa, dejar de malgastar el dinero, dejar el insoportable trabajo, dejar la casa de mis padres.

Piensa en tus resoluciones del año pasado ¿Por qué te las propusiste? ¿Cuáles lograste? ¿Cuáles repites?

Las resoluciones de Año Nuevo requieren análisis de lo vivido y conocer nuestras fortalezas de carácter, o debilidades, para saber qué mejorar, qué hicimos para sentir bienestar, cuáles decisiones fueron significativas para lograr las metas académicas o profesionales deseadas. Y qué hicimos o qué ocurrió que resultó adverso a lo que deseábamos. Si no, solo son efímeros follones.

Tener claro lo que queremos, y qué es lo que no queremos, ayuda a trazar el camino y recorrerlo cada día. Pero hay que ser específico con lo que nos proponemos para poder formar, trabajar y completar los procesos de vida individuales (yo prefiero llamarle así a las resoluciones). Porque son procesos para lograr objetivos. Conllevan identidad, visión, educación, perseverancia, amor propio, y determinación; sí, todo esto para que perduren.

Aquí algo para empezar:

Recomendados:

  1. Atrévete a pensar diferente para hacer ajustes constantes a tu vida. Instrúyete y aplícate el cuento para que tomes las riendas de tu destino con mayor ética.
  2. Determinación. Métele ganas al asunto, conviértelo en un propósito y un legado. La determinación es lo que hace que alguien alcance el éxito y sienta pasión por lo que hace. Su característica principal es la perseverancia diaria.
  3. Se asertivo, pierde el miedo a equivocarte. No hay que ofender a otros, ni someterse tampoco al momento de expresar lo que piensas o defender tus intereses. Si te equivocas no pasa nada, reconócelo y sigue adelante sin tomarlo personal. Eso es buena autoestima y madurez.
  4. Acaba con las excusas. Las excusas son para el que las da. El logro de tus objetivos y metas tiene que ver con tu determinación. Tu familia, tu vecino, tu amigo, tu pareja de vida, o tu compañero de estudio o de trabajo pueden apoyarte en el camino o no, pero no son responsables de tus actos. Si quieres hacer algo bueno con tu vida, cuenta primero contigo.
  5. Aprende a decir NO. Si sabes que algo te desagrada o te resta bienestar y felicidad ¿pa’ que te comprometes a hacerlo? pudiendo decir que NO. Aprender a decir NO da tranquilidad y menos quehacer. Es un acto de respeto hacia ti mismo y hacia los demás con quienes pudieras quedar mal por echarte tanta cosa encima sin poder. Cuando se dice NO las explicaciones sobran, así que relax NO, es NO y punto.
  6. Záfate de las generalidades o comparaciones. A mucha gente le encanta generalizar y comparar, por una sencilla razón, ignorancia. Cuando solo conocemos una manera de vivir, de ver, de pensar o de hablar seguimos al rebaño. Nos perdemos de la apreciación del arte o la moda; la riqueza de la cultura; la diversidad humana; la enseñanza de las naciones; e incluso la esencia del amor.

Empieza los cambios de adentro pa’fuera. Hazlo poco a poco día tras día, de ti para ti. Recuerda, cada instante y cambio por más pequeño que sea, cuenta para mejorar individual y colectivamente. ¡Feliz Año Nuevo!

La autora es periodista y especialista en Educación para la Salud Pública@gohealthylilly (Twitter)Creadora del medio digital especializado en periodismo en salud, Go! Healthy PR

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