Hace un tiempo determiné que si algo me molesta tres veces en una semana, tengo que decirlo y a raíz de tantas situaciones públicas, sobre maltrato a compañeros de trabajo, insultos, gritos, humillaciones y arrechuchos, exhorto a preguntarnos; ¿Cuán buena gente soy con los demás?; ¿Soy amable en el trabajo?; ¿Cuántas veces pido las cosas con un “Por Favor”?; ¿Abro o aguanto la puerta para otros?; ¿Recuerdo la última vez que fui agradable con alguien o que verbalicé un “Gracias”? Con evaluar las respuestas es fácil saber dónde nos encontramos y si necesitamos correr rápido y veloz a ajustar nuestro estilo y/o comportamiento.
¿Cuál es la necesidad de gritar y atacar verbalmente? Después de todo, lo único que logramos es hacer que los recipientes del maltrato sientan miedo – un sentimiento negativo que redunda en menor compromiso, pobre lealtad, y falta de inspiración/creación/motivación. No hablar de los costos directos e indirectos relacionados a condiciones de salud que nacen cuando se convive en ambientes tóxicos a diario. ¿Por qué exigimos que se demuelan los edificios “enfermos”; y nuestro comportamiento es más tóxico que el asbesto? Si en “realidad” queremos lograr resultados, efectividad, eficiencia, y lo mejor de los que nos rodean, necesitamos tomarnos el tiempo para:
- • “Conocer, Escuchar, y Ver” – a todos los que nos rodean. La realidad es que por más duro que sea reconocerlo; no lo sabemos todo y todos los días podemos aprender algo nuevo de quien menos lo esperamos. Además, qué pasará cuando pasemos de estar en la rueda de arriba, a la de abajo.• Lograr ser un ente auténtico; que promueva confianza, integridad y compasión. La gente necesita saber qué esperar de nosotros y más importante aún, qué es lo que esperamos de ellos – es real y posible, pues los “perfectos” todavía no existen.• Promover que las personas sientan seguridad – siendo transparentes, haciéndolos sentir importantes, no importa la posición que ocupen y nunca atacando sus habilidades o conocimientos. “No es lo que se dice, sino cómo se dice”. Además, el éxito no es final, por lo cual un error no es fatal. Cuando necesitamos corregir a alguien; hay que proteger, enseñar y posteriormente inspeccionar.
Ser líder no es una técnica, es un estilo de vida – y siempre lograremos mejores resultados si somos comunicadores asertivos, en vez de agresivos. Además, si nuestras acciones incomodan, sirven de mal ejemplo y crean impacto negativo, hay que mirar quién y qué se está afectando por nuestro liderato (o falta de