opinión

2017: La Tormenta Perfecta

"El huracán María agravó la situación devastando la isla y destruyendo el pobre sistema eléctrico"

El 2017 ha sido un año muy duro para la isla. Primero, los estragos de una crisis económica incrementaron con las decisiones difíciles que se han tomado y las que se tienen que tomar. Ignorando la seriedad y pateando la lata por largos años, permitimos que el problema llegara demasiado lejos. Es como cuando a usted le diagnostican una enfermedad e ignora los tratamientos para combatirla; cuando logra comprender la seriedad del asunto, entonces quiere tomar medidas, siendo ya muy tarde, lo que hará el proceso más doloroso.

De otra parte, el huracán María agravó la situación devastando la isla y destruyendo el pobre sistema eléctrico que tenemos, lo que a su vez ha ido atacando el natimuerto desarrollo económico de Puerto Rico. Miles y miles de hermanos puertorriqueños han tenido que tomar la difícil decisión de marcharse de la isla porque sus pobres esperanzas de lograr salir adelante se esfumaron con los vientos del huracán.

Finalmente, el gobierno de los Estados Unidos acaba de aprobar una reforma contributiva que compromete aún más la maltrecha economía por los efectos que tendrá en las empresas foráneas establecidas y las que puedan tener en mente mover operaciones a la isla.

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Estos tres elementos han conformado lo que se conoce como una tormenta perfecta para Puerto Rico, por lo que debemos prepararnos para el inicio de sus efectos en el nuevo año que inicia en una semana. ¿Podemos salir de este obscuro futuro? Solo depende de nosotros. Tenemos dos opciones: 1. Nos echamos a llorar en una esquina, a quejarnos de lo que nos ocurre y a criticar al gobierno porque no le resuelve sus asuntos; 2. Enfrentar la fuerza del viento manteniéndonos de pie, agarrándonos unos a otros, apoyándonos, reinventándonos y metiendo mano. Nosotros decidimos.

¿Porqué depende de nosotros? No hay duda que la situación es difícil y complicada, pero nosotros, muchas veces, tampoco ponemos de nuestra parte. Conozco el caso de una compañía que tuvo un proceso de reclutamiento masivo recientemente, y no hablamos de malas plazas. Parte de los que acordaron asistir a la primera reunión de entrevista no llegaron, ni llamaron, o cancelaron la misma con poca anticipación. Uno escucha mucha queja de que no hay trabajo, pero también, cuando se escuchan historias como estas, pues uno puede pensar que en muchas ocasiones las quejas son solo para eso, para quejarse de algo y nada más. No pongo en duda que hay una situación retante para conseguir empleo, pero cuando aparecen oportunidades, en momentos difíciles como los que vivimos, es para echarle mano y campear el temporal.

El 2018, como les indico, será un año complicado y el inicio de un nuevo Puerto Rico, por lo que no nos vá a quedar otra opción que aceptarlo. Como en todo, habrá resistencia, pero las señales de Washington son claras: se ponen para su número por las buenas o por las malas. La cantidad de dinero que el gobierno federal ha enviado a la isla en las últimas tres o cuatro décadas ha sido, en gran medida, utilizado de forma no efectiva y por eso estamos hoy donde estamos. Si usted piensa que el gobierno federal va a soltar dinero de la misma forma en que lo ha hecho durante ese período, me temo que se equivoca. Mi impresión es que Estados Unidos está en un proceso de obligarnos a ser autosuficientes, a cambiar la forma de administrar la cosa pública. No para llevarnos a la estadidad, la independencia o mejorar el Estado Libre Asociado, simplemente para que hagamos las cosas bien, punto. Creo ya se cansaron del llorao’ y nos darán la mano, pero de otra forma.

Usted puede pensar que estoy loco, pero aunque no lo crea, la imposición de una Junta de Supervisión Fiscal (JSF) es una ayuda. Ciertamente el paciente adicto a las drogas nunca reconocerá que el controlarle su vicio es una ayuda, no lo verá de esa forma. Una vez rompa en frío y se rehabilite, cuando deje de depender de la droga y comience una nueva vida, entonces lo entenderá. Los que se pueden ver directamente afectados por los controles de la JSF van a gritar y a resistirlo, pero no creo que el Congreso ni los miembros de la JSF se desenfocarán de su misión por críticas en redes sociales, radio, prensa escrita o TV. Los veo muy enfocados en lo que quieren hacer.

El 2017 fue el inicio de la tormenta perfecta y en 2018 se comenzará a sentir los efectos. No serán 8 horas de vientos huracanados, más bien años y como les digo, debemos ir con la corriente todos de mano como pueblo, porque ir contra la corriente, cada cual jalando para su lado, lo que provocará es que en lugar de años, el suplicio parezcan décadas.

Aún con los retos que nos espera, les deseo lo mejor en el 2018 y que podamos sobrellevar lo que vieie de pie, agarrados de la mano unos con otros, ayudándonos, no poniendo el pie ni obstáculos. ¡Feliz 2018!

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