La escalada de tensiones entre Rusia y Occidente tiene como escenario a Ucrania, un país con añejos problemas de independencia con el gobierno ruso, que despertó la inestabilidad geopolítica y es blanco de los intereses de dos frentes.
Bautizada como “la nueva Guerra Fría”, los desacuerdos, la imposición de sanciones contra el gobierno de Vladimir Putin y la posible anexión del territorio ucraniano a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o la Unión Europea provocaron una reactivación de las maniobras militares del Kremlin.
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El temor de una invasión por parte de las fuerzas de Rusia en Ucrania procede de un incremento de los efectivos en su zona limítrofe, los cuales se encuentran en la zona desde la anexión de la península de Crimea en 2014, una región estratégica situada en el Mar Negro para la distribución de gas natural. El gobierno ruso también mantiene firme su apoyo a las fuerzas prorrusas en Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania.
Pese al incremento de los problemas y de casi 200 mil elementos del ejército ruso, listos para combatir en alrededor de 30 campos, según calculó el gobierno ucraniano, Vladimir Putin ha declarado que Rusia no tiene la intención de realizar una invasión en el antiguo territorio ruso, al que el mandatario se ha referido como parte de “un solo pueblo”.
La incertidumbre de la comunidad internacional persiste en medio de la simpatía de Ucrania por inscribirse en la OTAN, sitio que es útil para el despliegue de intereses geopolíticos y económicos rusos, y dejaría sin ninguna contención a Rusia al oeste con algunos países de la organización como Polonia, Lituania, Letonia y Estonia.
OTAN, el bloque de Occidente que Rusia quiere evitar
La OTAN es vista por Putin como la representación por excelencia de Estados Unidos, por lo cual supone una amenaza para el país que gobierna el incremento de la soberanía ucraniana y un apego con el ala estadounidense.
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Mientras tanto, las naciones de la organización han incrementado su presencia en el Mar Báltico, a través de buques de guerra, cazas de combate, tropas así como paquetes de ayuda económica y militar a Ucrania.
“La OTAN continuará tomando las medidas necesarias para proteger y defender a todos los aliados, incluyendo el refuerzo del flanco oriental de la Alianza”, subrayó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Las decisiones de los países de Occidente también divergen y entretanto el gobierno de Joe Biden y Boris Johnson pidieron la retirada de su personal diplomático y ciudadanos, la Unión Europea se mantiene firme con el gobierno de Volodímir Zelenski y optó por lo contrario.
Invasión, un viejo recuerdo
El antecedente inmediato de una maniobra militar rusa es la Guerra del Donbás, cuando en 2014 Rusia generó un clima de violencia y separatismo en el este de Ucrania tras la crisis política del gobierno de Víctor Yanukóvich por su intento de estrechar lazos con la Unión Europea.
Un saldo de 14 mil muertos y la anexión de la península de Crimea son los resultados de un conflicto que continúa ocho años después.
El futuro y la ambición de Putin
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, busca defender la pertenencia de los antiguos aliados de la URSS, como Ucrania, y evitar que se expanda el poderío de la OTAN hacia el este de Europa, por lo cual ha hecho una declaración abierta para frenar su avance.
En este sentido, el Kremlin podría entablar una negociación que “beneficie” los propósitos de ambas partes o continuar con las tensiones militares frente a Occidente.
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