La amenaza de tsunami en el Pacífico por una enorme erupción volcánica submarina comenzó a remitir el domingo, aunque la gran nube de cenizas que cubría la diminuta nación insular de Tonga impedía los vuelos neozelandeses para evaluar los daños.
Imágenes por satélite mostraban la espectacular erupción del sábado por la noche, que provocó una columna de ceniza, vapor y gas que se alzaba como una seta sobre las aguas azules del Pacífico. El ruido de la erupción se escuchó hasta en Alaska.
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En Tonga, provocó olas de tsunami que se estrellaron contra la costa e hicieron a la gente huir a terrenos más altos.
La erupción cortó la conexión a internet con Tonga, mientras amigos y familiares en todo el mundo trataban de ponerse en contacto con sus allegados para saber si había heridos. Incluso los sitios del gobierno y otras fuentes oficiales de información seguían sin actualizar el sábado por la tarde.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que aún no se habían producido reportes oficiales de muertos o heridos en Tonga, aunque advirtió que las autoridades aún no habían contactado con algunas zonas costeras e islas más pequeñas.
“La comunicación con Tonga sigue siendo muy limitada. Y sé que está provocando una enorme ansiedad para la comunidad tongana aquí”, dijo Ardern.
Se han producido daños considerables a barcos y comercios en la costa de Tonga, señaló. La capital, Nuku’alofa, quedó cubierta por una gruesa capa de polvo volcánico, explicó Ardern, lo que contamina los suministros de agua y convierte el agua potable en una necesidad vital.
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Las autoridades pidieron a la población que llevara mascarilla y bebiera agua embotellada debido a la ceniza y el gas expulsados por el volcán, según agencias humanitarias.
Nueva Zelanda no había podido enviar un vuelo de vigilancia el domingo porque la nube de cenizas alcanzaba los 19.000 metros (63.000 pies) de altura, dijo Ardern, aunque esperaban volver a intentarlo el lunes, además de enviar aviones de suministro y barcos de la marina.
Un factor que complica la ayuda internacional es que Tonga ha evitado hasta ahora un brote de COVID-19. El personal militar neozelandés está completamente vacunado y dispuesto a seguir cualquier protocolo establecido por Tonga, indicó Ardern.
Es muy inusual que una erupción volcánica afecte a toda una cuenca oceánica, indicó Dave Snider, coordinador de alertas de tsunami en el Centro Nacional de Alertas de Tsunami en Palmer, Alaska, y dijo que el espectáculo transmitía “miedo y humildad”.
Las olas de tsunami compartían daños a embarcaciones en lugares tan lejanos como Nueva Zelanda y Santa Cruz, California, pero no parecían haber causado daños generalizados. Snider señaló que esperaba que el riesgo de tsunami en Estados Unidos y otros lugares siguiera remitiendo.
Antes se emitieron advertencias por tsunami en Japón, Hawai, Alaska y la costa pacífica de Estados Unidos. El Servicio Geológico de Estados Unidos estimó que la erupción había provocado el equivalente a un sismo de magnitud 5,8. Los científicos señalan que los tsunamis generados por volcanes y no terremotos son relativamente raros.
Dos mujeres murieron ahogadas el sábado en Perú tras ser arrastradas por “oleaje anómalo” en una playa de la costa del Pacífico, según las autoridades. En otra playa, las olas inundaron restaurantes cercanos al mar más de 10 horas después de una erupción volcánica en Tonga.
En Tonga, donde viven unas 105.000 personas, videos compartidos en medios sociales mostraban grandes olas que se estrellaban contra la orilla en zonas costeras y llegaban a viviendas, una iglesia y otros edificios. Un usuario de Twitter identificado como Faka’iloatonga Taumoefolau compartió un video de olas estrellándose contra la costa.