Los casos de COVID-19 están aumentando nuevamente en los hogares de ancianos de Estados Unidos debido a la variante ómicron del coronavirus, y las muertes también se están incrementando, lo que está obligando a reforzar las medidas precautorias, como las restricciones a las visitas de familiares y el uso de vacunas para los residentes y empleados de los asilos.
Los hogares de ancianos fueron el epicentro letal de la pandemia antes de que la vacuna permitiera que muchos reabrieran a los visitantes el año pasado. Pero la variante ómicron, que es más contagiosa, les ha dado un revés.
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Los asilos reportaron casi un récord de 32.000 casos de COVID-19 entre los residentes en la semana que finalizó el 9 de enero, un aumento de casi siete veces respecto del mes anterior, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
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Además, se registraron 645 muertes relacionadas con el COVID-19 entre los residentes durante la misma semana, un aumento del 47% respecto del período anterior.
A pesar de las cifras crecientes, la situación no es tan grave como en diciembre de 2020, cuando las muertes en hogares de ancianos por semana superaron las 6.200. Los expertos acreditan las altas tasas de vacunación en las residencias para adultos mayores: un 87% están completamente vacunados, según los CDC.
Las vacunas y sus refuerzos brindan una fuerte protección contra enfermedades graves, hospitalización y muerte, pero los enfermos y los ancianos son especialmente vulnerables al virus.
Entre otras medidas, los responsables de los asilos están permitiendo las visitas sólo en áreas comunes en lugar de permitirles ingresar a las habitaciones de los residentes y restableciendo el distanciamiento social.
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Algunos estados, como Nueva York, han implementado sus propias medidas, como exigir una prueba negativa de coronavirus a los visitantes y proporcionar a todos mascarillas sanitarias.
Los asilos también están trabajando para aumentar los números de vacunación, especialmente para los refuerzos. El 63% de los residentes de hogares de ancianos a nivel nacional han recibido una dosis adicional. En comparación, el 83% de los empleados de asilos están completamente vacunados, pero solo el 29% tiene inyección de refuerzo.
Alrededor de 57.200 trabajadores de hogares de ancianos —por mucho, el número más alto registrado durante la pandemia— tenían el virus en la semana que terminó el 9 de enero, 10 veces lo reportado el mes anterior, según los CDC.