Las autoridades sanitarias estadounidenses exhortaron el viernes a la población a usar las mascarillas de tipo N95 o KN95 para frenar la propagación del coronavirus.
Este tipo de mascarillas están consideradas como las más adecuadas para filtrar el aire y son utilizadas por el personal de salud. Pero antes escaseaban, y los funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) habían dicho que debían ser distribuidas en primera instancia a los trabajadores médicos.
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En una actualización de directrices publicada el viernes por la tarde, los funcionarios de los CDC eliminaron la preocupación relacionada con la escasez y dijeron más claramente que las mascarillas N95 y KN95 bien ajustadas ofrecen la mayor protección.
Sin embargo, las autoridades de la agencia señalaron que algunas mascarillas son más difíciles de tolerar que otras, y aconsejan elegir mascarillas que se ajusten bien y que usen constantemente.
“Nuestro mensaje principal sigue siendo que cualquier mascarilla es mejor que ninguna”, dijo en un comunicado Kristen Nordlund, portavoz de los CDC.
Los CDC han ido modificando sus recomendaciones sobre el uso de mascarillas a lo largo de la pandemia.
En su actualización previa, en septiembre, los funcionarios de los CDC se mostraron más favorables a las mascarillas N95 desechables, afirmando que podían utilizarse en determinadas situaciones si se disponía de suministros.
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Algunos ejemplos son: estar cerca de mucha gente durante un periodo prolongado en un tren, un autobús o un avión; atender a alguien con mala salud; o ser más susceptible a presentar un cuadro grave de COVID-19.
El jueves, el presidente Joe Biden anunció que su gobierno tenía previsto poner a disposición de los ciudadanos “mascarillas de alta calidad”, incluidas las N95, de forma gratuita.
Indicó que la semana que viene se darán más detalles. El gobierno federal tiene una reserva de más de 750 millones de mascarillas N95, según la Casa Blanca.
Las últimas directrices de los CDC señalan que existe una categoría especial de mascarillas “quirúrgicas N95”, diseñadas específicamente para proteger contra las salpicaduras de sangre y otros riesgos de los quirófanos. Estas mascarillas no están a la venta para el público en general, y deben ser reservadas para los trabajadores de la salud, según la agencia.