Moscú — El presidente de Kazajistán dijo el viernes que autorizó que las fuerzas de seguridad abran fuego contra los “terroristas” y los abatan, una medida que se produce luego de días de protestas extremadamente violentas en la antigua nación soviética.
Te recomendamos:
- ¿Cómo saber si se padece un resfriado, gripe o el COVID-19?
- Tasa de positividad de COVID-19 en Puerto Rico aumenta a 41 por ciento
- Boricua aparece como primero en la lista de la Federación Internacional de Tenis de Mesa
En un discurso televisado a la nación, Kassym-Jomart Tokayev culpó de los disturbios a “terroristas” e “insurgentes” y dijo que había autorizado el uso de fuerza letal contra ellos.
PUBLICIDAD
“Aquellos que no se rindan serán eliminados”, agregó Tokayev.
Además, criticó los llamados a dialogar con los inconformes realizados por algunos países calificándolos de “sinsentido”. “¿Qué negociaciones pueden llevarse a cabo con delincuentes, con asesinos?”, dijo Tokayev.
El Ministerio del Interior kazajo reportó el viernes que 26 manifestantes perdieron la vida durante los disturbios, otros 18 resultaron heridos y más de 3.000 personas fueron detenidas. Un total de 18 agentes de seguridad fallecieron y más de 700 sufrieron heridas.
Kazajistán vive las peores protestas callejeras de su historia desde su independencia de la antigua Unión Soviética hace tres décadas. Aunque comenzaron cuando el precio de un tipo de gas licuado de petróleo — muy utilizado como combustible para vehículos — se duplicó, su tamaño y rápida propagación reflejan un descontento más amplio en un país gobernado por el mismo partido desde 1991.
Las movilizaciones se tornaron extremadamente violentas, con edificios gubernamentales incendiados y decenas de fallecidos en ambos bandos. La conexión a internet se suspendió en todo el país y se cerraron dos aeropuertos, incluyendo uno en Almaty, la ciudad más importante.
PUBLICIDAD
En una concesión, el gobierno anunció el jueves que limitará durante 180 días el precio de los combustibles para vehículos, además de una moratoria en el alza de las tarifas de los servicios públicos. Tokayev ha vacilado entre tratar de calmar a los manifestantes, incluyendo la aceptación de la renuncia de su gobierno, y la promesa de medidas duras para frenar los disturbios, de los que culpó a “bandas terroristas”.
En lo que se ha considerado como una de las últimas, el presidente solicitó la ayuda de una alianza militar encabezada por Rusia.
La Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, que incluye a las exrepúblicas soviéticas de Kazajistán, Bielorrusia, Armenia, Tayikistán y Kirguistán, ha empezado a desplegar sus tropas en suelo kazajo para una misión de paz.
Las autoridades han insistido en que los soldados no lucharán contra los manifestantes sino que se ocuparán de proteger instituciones gubernametales.
Antes el viernes, Tokayev declaró que el orden constitucional se había “restablecido en su mayor parte en todas las regiones del país” y que “Las autoridades locales tienen el control de la situación”.
El mandatario agregó, sin embargo, que “los terroristas siguen utilizando armas y están dañando la propiedad privada” y que “las acciones antiterroristas” deben continuar.
El viernes en la mañana se reportaron aún escaramuzas en Almaty. La agencia noticiosa estatal rusa Tass dijo que el edificio ocupado por la rama kazaja de la televisora Mir, fundada por varios exestados soviéticos, estaba en llamas.