La cancelación de más vuelos frustraron a los viajeros en el último día de 2021 y parecía casi seguro que afectarán a cientos de miles más durante el fin de semana festivo de Año Nuevo.
Las aerolíneas señalaron que muchas de las cancelaciones se debían a una escasez de personal relacionada con el aumento de casos de COVID-19, y el clima frío en partes de Estados Unidos sólo agrava el problema.
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Para el viernes a mediodía en la Costa Este del país, las aerolíneas habían cancelado más de 1.300 vuelos nacionales y 2.700 internacionales, de acuerdo con el servicio de rastreo FlightAware. Ello comparado con las 1.400 cancelaciones de vuelos nacionales el jueves.
Eso llevó el total de cancelaciones en Estados Unidos a más de 9.000 desde la Nochebuena.
Las cancelaciones se producen en momentos en los que las cifras de viajes suben de cara al fin de semana festivo por el Año Nuevo. Desde el 16 de diciembre, más de dos millones de viajeros diarios han pasado por los controles de seguridad de los aeropuertos estadounidenses, un aumento de casi 100.000 al día desde noviembre.
La cancelación de vuelos empezó a aumentar poco antes de la Navidad, sobre todo las aerolíneas United Airlines, Delta Air Lines y JetBlue Airways.
El viernes, United canceló más de 200 vuelos, o el 11% de su programación, y eso no incluye las cancelaciones de su filial regional United Express. CommutAir, que opera muchos de los vuelos de United Express, eliminó una tercera parte de su calendario para el mediodía, de acuerdo con cifras de FlightAware.
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JetBlue canceló más de 140 vuelos, o el 14% de su calendario, y Delta suspendió más de 100, o 5%, de sus vuelos para el viernes a mediodía.
Otras formas de transporte también se vieron afectadas por el repunte de casos de coronavirus. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dijeron el jueves que están monitoreando más de 90 cruceros por brotes de COVID-19. La agencia de salud pidió a la gente no viajar a cruceros, aunque estén completamente vacunados contra la enfermedad.
Los vestigios de la variante delta y el ascenso de la nueva variante ómicron elevaron el promedio de siete días de casos nuevos de COVID-19 en Estados Unidos por encima de los 350.000, cerca del triple de la tasa de hace dos semanas, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.