Varios respiraderos volcánicos se han abierto en la isla española de La Palma, liberando más lava que desciende a toda velocidad por una cresta y amenaza con agravar los daños en tierras, caminos y viviendas evacuadas, informaron el domingo las autoridades.
La roca fundida que salía del principal respiradero nuevo era muy fluida y avanzaba a una velocidad de 6 metros por minuto (20 pies por minuto) hacia zonas que aún estaban vírgenes, hasta ahora, comentó María José Blanco, portavoz del Instituto Geográfico Nacional de España.
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La erupción en la isla, que se ubica en el extremo oeste del archipiélago de las Islas Canarias en el océano Atlántico, empezó el 19 de septiembre.
En esas 10 semanas, los científicos han identificado por lo menos 11 flujos de lava distintos, que cubren unas 1.100 hectáreas (2.700 acres) de tierra, incluidas miles de viviendas, caminos, líneas eléctricas y tuberías de riego para las plantaciones de plátano, de gran importancia económica, de la isla.
Uno de los flujos de lava destruyó un cementerio la semana pasada, volviendo a enterrar los restos de más de 3.000 personas.
Pese a los daños, no se han reportado lesiones o muertos relacionados directamente a la erupción.
Los expertos dijeron se registraron por lo menos 80 sismos durante la noche, el más fuerte de magnitud 3,6. Algunos sí fueron percibidos por los residentes.
A pesar de la incesante actividad volcánica de la isla, este fin de semana se reanudaron los vuelos a La Palma, luego de una semana de cancelaciones por parte de las aerolíneas debido a la cantidad de ceniza volcánica que volaba en dirección del aeropuerto. El turismo es una industria importante para todas las Islas Canarias, debido a que son un cálido destino vacacional para los europeos.