Los precios al consumidor en Estados Unidos aumentaron un 6,2% en octubre comparado con el mismo mes del año anterior, su mayor alza desde 1990.
La cifra es mayor que la del 5,4% registrada en septiembre, reportó el miércoles el Departamento del Trabajo. De septiembre a octubre el aumento fue de 0,9%, el mayor incremento mensual desde junio.
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La inflación está erosionando las alzas salariales adquiridas recientemente por la fuerza laboral estadounidense y le está creando problemas políticos tanto al gobierno del presidente Joe Biden, como a los demócratas en el Congreso. Además, está creando presión a la Reserva Federal para que frene su masiva inyección de liquidez en la economía.
Las contrataciones y los aumentos salariales han aumentado a un ritmo mucho más robusto en esta recuperación económica que la registrada después de la Gran Recesión de hace una década, pero a diferencia de entonces, esta recuperación viene acompañada de un repunte inflacionario que está disminuyendo la confianza de los estadounidenses en la economía.
Si se excluyen los rubros de alimentos y combustibles, que suelen ser más volátiles, la inflación subyacente aumentó en 0,6% de septiembre a octubre y 4,6% comparado con esta misma época hace un año.
Los costos de los energéticos aumentaron un 4,8% de septiembre a octubre. La gasolina, el gas natural y el petróleo se volvieron más costosos por la misma razón que otros productos: la demanda se ha disparado en momentos en que los estadounidenses están volviendo a viajar por aire y tierra y la oferta no ha podido equipararse.
Los economistas, sin embargo, coinciden en que la inflación se disipará una vez se resuelvan los problemas de las cadenas de suministros y las tendencias de consumo regresen a sus niveles prepandémicos. A medida que ceda la crisis sanitaria, los estadounidenses irán gastando más en viajes, entretenimiento y otros servicios y menos en productos como automóviles, muebles y artefactos de uso doméstico.
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Sin embargo, nadie sabe cuánto tardará eso y lo cierto es que las tendencias inflacionarias han durado más de lo que pronosticaron muchos economistas. Además, los aumentos de precios se están expandiendo a otros sectores, no sólo a vehículos o artefactos de uso doméstico.
“Las presiones inflacionarias probablemente empeorarán antes de mejorar”, pronosticó Goldman Sachs en un boletín analístico publicado el domingo.