En un contexto donde por siglos se ha marcado “qué es lo que deben hacer las mujeres” y los hombres también, en los últimos años han existido personas que han nadado contracorriente a través de gestos sutiles, pero igual de poderosos. Hombres Tejedores: deconstruyendo masculinidades a través del trabajo manual.
Uno de ellos es el tejido, actividad enmarcada –sobre todo en sociedades tan conservadoras como las de los países en desarrollo– en el imaginario de lo doméstico y meramente femenino.
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Pero desde 2016, un grupo de hombres creó el colectivo Hombres Tejedores, y ha desafiado los parámetros de género a través del tejido en público y la reunión que refuerza el aprendizaje, la hermandad y también es un estamento político.
Actualmente, en el colectivo hay ocho hombres de 25 a 50 años, pero se reúnen todo tipo de personas de manera virtual en la pandemia.
Metro habló con Víctor Rojas Fieldhouse (VRF), Marco Orellana (MO) y Gonzalo Quillempan (GQ), integrantes del colectivo, sobre cómo han encontrado un espacio para mostrar su compañerismo, amistad y postura ante el mundo.
<p>“En la cultura y sociedad chilena y latinoamericana tienen un estereotipo de lo que “debe ser” lo masculino y lo femenino. Normalmente esta actividad está concentrada en una mujer mayor, llámese abuela o mamá. Nosotros mostramos que no hay etiqueta para hacer algo”</p> <p><cite>Gonzalo Quillempan, miembro del colectivo Hombres Tejedores</cite></p>
P: ¿Cómo comenzó el colectivo?
GQ: Todo comenzó en un taller de tejido en 2016. Un hombre llamado Claudio Castillo tuvo la idea de convocar a hombres para un taller de tejido. Unos ya sabían tejer, otros solo se querían unir, y otros querían compartir.
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En la cultura y sociedad chilena y latinoamericana tienen un estereotipo de lo que “debe ser” lo masculino y lo femenino. Normalmente esta actividad está concentrada en una mujer mayor, llámese abuela o mamá.
Y siempre se lee desde el estereotipo, si hablamos de la cosmovisión de un hombre o mujer, obedece a este imaginario. Además, en los primeros meses contaron sus historias: de cómo les prohibían tejer de niños o tuvieron que obtener herramientas para aprender a tejer sin que nadie se enterara.
Luego se reunieron en público en el Museo Contemporáneo. Pero luego de varios performances mostramos que no tienes que tener una etiqueta para hacer algo.
Hombres Tejedores: deconstruyendo masculinidades a través del trabajo manual
P: ¿Cómo han enfrentado la estigmatización aún imperante por reunirse y tejer?
VRF: La sociedad latinoamericana ha pasado por grandes transformaciones de feminismo y género, que han sido tan importantes.
Las generaciones van limpiando también los estigmas que se tenían de nuestros padres y abuelos y por eso estamos en el lugar preciso y en el momento correcto, y si hubiésemos empezado a hacerlo más viejos no tendríamos tiempo para contarlo.
P: ¿Cómo les ha ido con la pandemia?
VRF: En línea ha sido más difícil, pero gracias a la tecnología hemos podido hacer muchas actividades e intercambio de información. Es así como yo aprendí, por Youtube.
Nos enviamos videos, patrones, y también en los encuentros en vivo, con los amigos y seguidores que nos acompañan, intercambiamos consejos, apreciamos nuestro trabajo y también seguimos cuentas en redes.
GQ: Estamos en Argentina, México, Colombia y en Portugal. Antes de pandemia dábamos conversatorios, y en terreno teníamos bastante interacción, porque esto se trata de enseñar a mover las manos.
Con lo virtual, sin embargo, podemos hacer encuentros a nivel mundial y esto se enriquece porque vienen más personas.
Y ahora, aparte del conocimiento lo que podemos valorar también es que esto es un acto político.
No es contundente, pero silencioso: porque muestra que no solo hacemos parte de esto nosotros, sino que hay otros hombres alrededor y una larga lista de mujeres detrás de lo que hacemos.
Y también enseñamos a tejer a otros hombres.
P: ¿Y en qué proyectos trabajan?
GQ: Cuando nos reunimos alguien siempre trae una técnica nueva, y frente a eso uno se va enriqueciendo porque va preguntando quien lo hizo, el autor, si hay algún patrón, si puedo cambiarlo por palillo crochet, etc.
Al final, en el mundo tejeril, compartes mucha información, porque allí están los que trabajan las lanas, los creadores de patrones.
Y en realidad la idea es compartir y no cerrarse, porque siempre hay algo nuevo que aprender, en el mismo grupo he aprendido muchas técnicas. Incluso el telar, porque no me imaginaba que existieran, y en el colectivo llega esa información que uno no creía que existía y se va enriqueciendo. Y cada uno tiene su fuerte. Víctor hace bufandas. Yo hago amigurumi (técnica japonesa que consiste en recrear figuras humanas) y uno siempre deja una parte de su esencia en ello. Y quise darles mi esencia al resto de los integrantes de mi grupo.
P: La mayoría de ustedes o aprendieron de las mujeres de su familia y/o también aprendieron a escondidas. ¿Cómo se ha transformado este espacio para ustedes, para mostrarse como son ante el mundo?
MO: Yo trabajo en finanzas. Mi abuela me enseñó a los 9 años a tejer aproximadamente, siempre vio mi interés por las manualidades. Mi conexión con el tejido, es super emotiva y emocional. Tejer me conecta con las emociones y conecto con ellos así. Y lo que me gusta es compartir experiencias, pero también la conexión emocional que generamos, es muy terapéutico: esto me sirve para desestresarme, ordenar mis ideas y cuando estoy un poco ansioso también me ayuda y hacer las prendas .
Mi proyecto siempre fue regalarle algo a alguien. Los compañeros me han enseñado a hacer piezas y también a ser muy detallista y dedicado. Ha sido una inversión de tiempo importante y me han enseñado a darle no solo un valor emocional, sino uno concreto.
P: ¿Hay algún requisito para entrar?
MO: Compromiso y pasión. No es un proceso de selección, por nosotros que se meta varia gente. Pero acá estamos porque nos gusta pasar el tiempo con los compañeros y compartir.
P: ¿Cómo se sitúan ustedes en el espectro político y lo que ha pasado en su país?
VRF: Nuestro slogan es: “Tejiendo una nueva sociedad”. Y cuando nos juntamos es un lugar seguro para todo el mundo. Y esto incluye a las mujeres, que pueden venir también. Es un espacio seguro para aprender, relajarse . Y, llevándolo igual al tema de igualdad de género, también pueden venir personas trans para que se sientan cómodxs.
Asimismo, en el Estallido Social de 2019 hicimos una bandera mapuche con los ojos que la policía arrebató a los jóvenes que protestaron.