El huracán Olaf rozó el jueves el extremo sur de la península de Baja California, México y regresó al Pacífico después de dejar fuertes lluvias y vientos en los centros turísticos de Los Cabos.
Las autoridades realizaron labores para retirar a los residentes de zonas bajas e instalarlos en albergues, mientras los turistas se resguardaron en sus hoteles.
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Los puertos de Cabo San Lucas y San José del Cabo cerraron el jueves las operaciones marítimas y los operadores turísticos resguardaron sus embarcaciones de Cabo San Lucas en ubicaciones más seguras. Los negocios tapiaron ventanas y las personas hacían largas filas para realizar compras de última hora en los supermercados.
Por lo general, estos destinos turísticos estarían llenos en esta época del año, pero con la pandemia del COVID-19, los hoteles no estaban al máximo de sus capacidades.
Lilzi Orcí, presidenta de la Asociación de Hoteles de Los Cabos, señalaron que se han cancelado 37 vuelos comerciales locales e internacionales debido a la presencia del huracán. Calculó que hay alrededor de 20.000 turistas extranjeros en la zona, menos del 40% de la capacidad hotelera.
Mientras caía la lluvia, las autoridades patrullaron la zona propensa a inundaciones en los vecindarios de clase trabajadora para instar a la población a trasladarse a los albergues.
El vórtice del huracán se ubicaba unos 35 kilómetros (20 millas) al este-noreste de Cabo San Lucas la noche del jueves, con vientos máximos sostenidos de 155 km/h (100 mph). Se dirigía al nor-noroeste a 19 km/h (12 mph).
El Centro Nacional de Huracanes pronosticó entre 12,7 y 25,4 centímetros (5 a 10 pulgadas) de lluvia en el extremo sur de la península, y hasta 38 centímetros (15 pulgadas) en zonas aisladas, por lo que existe el riesgo de inundaciones repentinas y deslaves.