Alrededor del mundo, una innumerable cantidad de niños siguen recibiendo castigos corporales en las escuelas públicas por parte de sus profesores; algo que aunque parecía erradicado desde hace décadas, en realidad no es así.
“El castigo corporal, que hemos definido en nuestro trabajo como la disciplina física contra los niños, ha sido desgraciadamente una característica de la humanidad desde que tenemos constancia”, explicó a Metro Melissa L. Breger, profesora distinguida de Derecho y Políticas Públicas Presidente William McKinley y profesora de Derecho de la Facultad de Derecho de Albany, en Nueva York, Estados Unidos.
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“Sin embargo, la cantidad de castigos corporales ha cambiado a lo largo del tiempo, dadas las diferentes normas y éticas y expectativas de lo que es apropiado en la forma de tratar a los niños. Hoy en día, el castigo corporal se produce tanto en los hogares como en las escuelas de todo el mundo”, explicó Breger.
“Las prohibiciones gubernamentales de los castigos corporales son una forma de eliminar esta práctica en las escuelas. Sin embargo, mi investigación también muestra la importancia de centrarse en los esfuerzos locales, especialmente en entornos como el de Estados Unidos, que tienen un fuerte control local sobre la educación. Es importante educar al personal de la escuela y a los miembros de la comunidad sobre alternativas disciplinarias más eficaces, así como proporcionar los recursos para que las escuelas apliquen eficazmente estas alternativas disciplinarias menos punitivas”
Chris Curran, profesor asociado de Liderazgo y Política Educativa, Universidad de Florida
Junto a los profesores Lucy Sorensen, Victor Asal y Charmaine Willis, Breger ha realizado investigaciones a profundidad sobre los castigos corporales a menores de edad. “Hemos analizado 192 países para estudiar su incidencia y legalidad en todo el mundo. Gran parte de la razón por la que todavía existe es porque en muchas partes del mundo, y de hecho en muchas partes de los Estados Unidos, la disciplina física se considera socialmente aceptable y coherente con las normas sociales. En algunas zonas, incluso se considera la forma preferida de castigo para los niños”.
Suecia fue el primer país que prohibió totalmente el castigo corporal en 1979. Muchos otros países siguieron su ejemplo, especialmente tras la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, en 1989. “En Estados Unidos todavía no es ilegal, aunque varía según el estado. La Asociación Americana de Pediatras publicó recientemente una declaración (2018) en la que recomienda no aplicar ningún tipo de disciplina física. Esperemos que esto cambie las normas y quizás incluso las leyes en Estados Unidos”, explicó Brefer a nombre del grupo de expertos.
Pero aún queda mucho por hacer para resolver este tema, la clave es cómo empezar. “En nuestro artículo, utilizamos a Suecia como un estudio de caso sobre los países que prohíben rotundamente todo tipo de castigo corporal contra los niños. Utilizamos Etiopía como otro estudio de caso para mostrar cómo el gobierno puede aumentar la conciencia y generar campañas públicas contra la norma del castigo corporal”, añadió la especialista.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS CON: Joseph Calvin Gagnon
Profesor, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Helsinki
¿Cuánto se ha avanzado en el mundo para erradicar este problema?
Hay que trabajar mucho para prohibir el castigo corporal en las escuelas de todo el mundo. Aunque el castigo corporal en la escuela está prohibido en la mayoría de los países, 69 países todavía lo permiten. Varias organizaciones apoyan la prohibición del castigo corporal, como el Comité de los Derechos del Niño de la ONU, la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente y la Asociación Americana de Psicología.
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Incluso cuando se hacen leyes que prohíben el castigo corporal, la práctica puede permanecer. Por ejemplo, en 1996 se prohibió en las escuelas de Sudáfrica. Sin embargo, un estudio reciente de la profesora Janine Natalya Clark reveló que más de la mitad de los alumnos declararon haber sido golpeados por su profesor o director. En otro estudio de UNICEF, entre el 50% y el 90% de los alumnos de Perú, Vietnam, Etiopía e India declararon haber sufrido castigos corporales, a pesar de las leyes que los prohíben.
Esto no quiere decir que las leyes que prohíben el castigo corporal no sean importantes. Las leyes son un componente fundamental para la abolición del castigo corporal. Sin embargo, las leyes por sí solas son insuficientes y es necesario que haya responsabilidad por el incumplimiento de las leyes.
¿Cuál cree que debería ser la vía para abordar este problema?
Se necesitan campañas de concienciación en toda la sociedad, que formen parte de un amplio plan de salud pública, para comunicar los efectos nocivos del castigo corporal y proporcionar a los ciudadanos una comprensión básica de que existen prácticas alternativas eficaces.
Es necesario implementar sistemas de apoyo conductual de varios niveles en las escuelas para prevenir proactiva y positivamente los comportamientos problemáticos y enseñar y reforzar los comportamientos adecuados. Dentro de este enfoque, los estudiantes reciben grados crecientes de apoyo basados en la necesidad individual.
Algunas personas tienen la opinión de que “se utilizó el castigo corporal conmigo y estoy bien”. Hay dos distinciones que pueden ayudar a contrarrestar este argumento. En primer lugar, hay que distinguir entre un relato personal y la ciencia. Por ejemplo, que una persona sobreviva a un accidente de coche cuando no lleva puesto el cinturón de seguridad no sería una prueba suficiente para afirmar que los cinturones de seguridad no son necesarios. En segundo lugar, es importante ayudar a la gente a entender que las investigaciones demuestran claramente el daño que causa el castigo corporal y que son adultos que funcionan “a pesar de….” y no “a causa de….” el castigo corporal.
¿Por qué es importante eliminar los castigos corporales?
Los alumnos prosperan en la escuela si se sienten seguros y se satisfacen sus necesidades académicas y socioemocionales. Las relaciones positivas con los educadores son un factor clave para promover el sentido de pertenencia de los alumnos a la escuela. Sin embargo, el uso del castigo corporal daña las relaciones entre alumnos y profesores y puede hacer que los alumnos se sientan alejados de la escuela.
Una investigadora, la Dra. Elizabeth Gershoff, revisó las formas de castigo corporal en todo el mundo y señaló que incluyen: ser golpeados con palos, correas y tablas de madera, así como recibir pellizcos, tirones de orejas o de pelo, bofetadas en la cara y lanzamiento de objetos. También se ha obligado a los alumnos a adoptar posturas dolorosas, a permanecer de pie bajo el sol, a sostener o cargar objetos pesados, a cavar agujeros, a arrodillarse sobre pequeños objetos como piedras o arroz, o a hacer ejercicio sin descanso ni agua.
Lo que los números dicen
Lo que los números dicen
- 62 países tienen la prohibición total del castigo corporal
- 27 países se han comprometido a reformar sus leyes para lograr una prohibición legal completa
- Fuente: https://endcorporalpunishment.org