Israel lanzó una oleada de ataques aéreos sobre la Franja de Gaza el jueves por la mañana, que mataron al menos a una palestina y dejaron varios heridos. Israel continuó su campaña pese a las presiones de Estados Unidos para que rebaje su ofensiva contra Hamas, el grupo islamista que gobierna Gaza y que ha lanzado miles de cohetes hacia Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afronta una creciente presión del aliado más cercano de su país, pero parece decidido a infligir el máximo daño a Hamas en una guerra que podría ayudar a salvar su carrera política. Aun así, los esfuerzos diplomáticos por negociar un cese el fuego ganaron impulso, y funcionarios familiarizados con las conversaciones dijeron esperar un anuncio de tregua en las próximas 24 horas.
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Las explosiones sacudieron Ciudad de Gaza y destellos naranjas iluminaron el cielo nocturno. También se reportaron ataques en la localidad central de Deir al-Balah y la ciudad sureña de Khan Younis. Al salir el sol, los vecinos salieron a ver los restos de al menos cinco viviendas familiares destruidas en Khan Younis. También hubo fuertes bombardeos sobre la calle Al-Saftawi, una avenida comercial en Ciudad de Gaza.
El Ejército israelí dijo haber atacado al menos cuatro viviendas de comandantes de Hamas e “infraestructura militar”, así como un depósito de armas en la casa de un combatiente de Hamas en Ciudad de Gaza.
Tras centenares de muertos en los peores combates desde la guerra de 2014 entre Hamas e Israel, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a Israel el miércoles que esperaba “una desescalada significativa en el camino a un cese el fuego”. Sin embargo, Netanyahu reiteró que estaba “decidido a continuar con esta operación hasta que se alcance su objetivo”. Es el primer desencuentro público entre los dos aliados desde el inicio de los combates y plantea una difícil prueba para la relación entre Estados Unidos e Israel bajo el nuevo gobierno en Washington.
Aun así, un funcionario egipcio de inteligencia dijo que probablemente se acordaría un alto el fuego el jueves por la noche o el viernes por la mañana, después de que Estados Unidos respaldara los esfuerzos de Egipto por detener las hostilidades. El funcionario habló bajo condición de anonimato para comentar las sensibles negociaciones.
Khalid Okasha, director del Egyptian Center for Strategic Studies, también dijo que era probable que se alcanzara un alto el fuego en ese plazo, al igual que Osama Hamdam, miembro destacado de Hamas.
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El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, visitó la región el jueves y dijo que Israel “tiene el derecho a defenderse de estos ataques inaceptables”, aunque también expresó su preocupación por las crecientes víctimas civiles y apoyó los esfuerzos para frenar las hostilidades.
Mientras avanzaban los esfuerzos diplomáticos, un ataque israelí destruyó la casa de dos plantas de la familia Khawaldi en Khan Younis. Los 11 habitantes, que dormían en otra zona por miedo a los ataques, resultaron heridos y fueron hospitalizados, dijo Shaker al-Kozondar, un vecino.
La metralla alcanzó a su familia en la casa vecina y mató a Hoda al-Khozondar, su tía, además de herir a su hija y dos primos, dijo. Al-Khozondar habló desde la habitación de su tía Hoda, donde murió la mujer. Las ventanas estaban reventadas y había manchas de sangre en los cojines de la cama y los escombros.
Weam Fares, portavoz de un hospital cercano, confirmó la muerte de la mujer y dijo que al menos 10 personas habían resultado heridas en los ataques de la noche.
Fuertes bombardeos golpearon una calle del campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de Gaza, donde destruyeron endebles casas cercanas con tejados de metal. El Ejército dijo haber alcanzado dos lanzacohetes subterráneos en el campo empleados para lanzar cohetes a Tel Aviv.
“Nunca en mi vida había visto tanta destrucción”, dijo Ibrahim Afana, de 44 años. “Ni siquiera tuvimos tres minutos para ponernos las zapatillas”, dijo, describiendo cómo su familia había huido en pánico cuando les despertaron las bombas. El Ejército había llamado a algunos vecinos para alertarles de los ataques, señaló. No había reportes de víctimas.
Los combates entre Israel y Hamas comenzaron el 10 de mayo, cuando el grupo armado lanzó cohetes de largo alcance hacia Jerusalén tras días de enfrentamientos entre manifestantes palestinos y policía israelí en el complejo de la Mezquita de Al-Aqsa, un disputado lugar de culto venerado por judíos y musulmanes. Las agresivas tácticas policiales en el recinto, así como la amenaza de desahucio sobre docenas de familias palestinas a instancias de colonos judíos, habían avivado las tensiones.
Desde entonces, Israel ha lanzado cientos de ataques aéreos que dice van dirigidos contra la infraestructura de Hamas, como su amplia red de túneles. Hamas y otros grupos armados con presencia en zonas residenciales han lanzado más de 4000 cohetes a ciudades israelíes, de los que cientos se quedaron cortos. La mayoría de los que lograron cruzar la frontera fueron interceptados o cayeron en espacios abiertos.
Al menos 230 palestinos han muerto, incluidos 65 niños y 39 mujeres, y 1.710 personas resultaron heridas, según el Ministerio gazatí de Salud, que no separa las cifras de civiles y combatientes. Hamas y el grupo Yihad Islámica dicen que al menos 20 de sus combatientes han muerto, mientras que Israel dice que el número es de al menos 130. Unos 58.000 palestinos han huido de sus hogares.
Doce personas han muerto en Israel, incluidos un niño de 5 años, una niña de 16 años y un soldado. Un misil antitanque disparado desde Gaza impactó el jueves contra un autobús vacío cerca de la frontera y causó heridas leves a un soldado israelí, según el Ejército.
La infraestructura de Gaza, ya debilitada por 14 años de bloqueo, se ha deteriorado con rapidez desde el inicio de los combates. Los suministros médicos, el agua y el combustible para producir electricidad escasean en el territorio, que vive bajo un bloqueo impuesto por Israel y Egipto desde que Hamas tomó el poder en 2007.
Los ataques israelíes han dañado al menos 18 hospitales y clínicas y destruido un centro médico, según la Organización Mundial de la Salud. Casi la mitad de los medicamentos esenciales se han acabado.